Artemio es el personaje que ha “acompañado” a Braulio Llamero en estos últimos meses, el protagonista de su nuevo libro —su segunda novela—, una falsa biografía que narra con humor los inicios de un joven financiero zamorano que llega a amasar una fortuna en la época del “pelotazo”.

–¿Qué papel juega Zamora en “Lo que nunca se contó de Artemio”?

–El protagonismo de la ciudad es absoluto. La novela se desarrolla en lugares reconocibles completamente, se puede palpar la Zamora de la posguerra, ya que la historia se desarrolla entre los años 40 y 80. La ciudad tiene una presencia importantísima, queriendo reflejar ese ambiente de posguerra de una capital de provincias, donde todos nos conocemos.

–¿Qué puede contar de Artemio, el protagonista?

–Es un financiero que trabaja en una caja de ahorros local y que en seguida triunfa. El narrador no le tiene mucho cariño y lo pone a parir, todo desde un punto de vista de humor y muy sarcástico. La novela cuenta el nacimiento de un financiero desde su infancia y aprendizaje y cómo prende en él lo que denomino la enredadera de la codicia, de esa gente que no puede parar de acumular dinero una vez que empieza, aunque tenga muchísimo. Todo eso lo imaginé para reflexionar sobre la gente del denominado “pelotazo”, pero desde la óptica de Zamora, que es la ciudad que yo conozco.

–¿Por qué se centra principalmente en sus primeros años?

–Quería hacer una biografía ficticia contando justo lo que no se cuenta en una, donde los años de infancia se suelen saltar porque o no son importantes o no se conocen. Quería relatar cómo se crean esos cerebros de gente que tiene esa capacidad para pensar solo en el dinero y hacer lo que sea por tener riqueza, el momento en el que se forma esa personalidad. Pero de una manera nada seria, para que el lector se pueda reír del personaje y de quienes le rodean.

–¿Sería una especie de justificación de lo que hace de adulto?

–Más que justificación, es una explicación, para que el lector entienda por qué hay gente que no para de atesorar, sigue al frente de su empresa y no se rinde, a pesar de tener capital para cuatro generaciones. También quería reflexionar sobre la cultura del “pelotazo”, que arrancó en los años 80, cuando había tanto dinero en España. Aunque este tipo de especímenes continúan en la actualidad.

–Esta obra es su segunda novela después de “El beso del tiempo”. ¿Ha dejado a un lado la literatura infantil?

–Siempre aspiré a combinar ambas cosas, pero he tenido más éxito en la literatura infantil y he centrado más mis esfuerzos en ella. Esta segunda novela estaba guardada en un cajón y decidí sacarla y revisarla para su publicación.

–¿Es difícil cambiar el chip cuando se escribe para adultos o para niños?

–Yo escribo radicalmente distinto y espero que quien lea mis novelas no pretenda encontrarse con el Braulio Llamero de los libros infantiles, porque no tiene nada que ver, la prosa es totalmente distinta. Para los niños la tienes que hacer muy limpia y transparente y aquí me he vengado, porque lo he hecho muy elaborado, de la forma más literaria que he podido. Es una prosa más madura, más enrevesada y son lenguajes diferentes. En parte, me gusta hacer novela para cambiar ese chip y darme un respiro creativo, en el sentido de que puedo escribir con más vocabulario y ambición.

–¿Lleva menos trabajo un cuento para niños?

–Los relatos infantiles ya me salen como churros (risas) pero para que no sean auténticos churros los tienes que guardar y reelaborar para que digan algo. La literatura para adultos es mucho más minuciosa y lleva su tiempos, aunque en mi caso sean novelas breves, de poco más de 200 páginas.

–¿El confinamiento le vino bien para pulir este libro?

–Ya lo tenía terminado, pero me ha servido para darme el empujón final para sacarlo, pensando que ahora vienen tiempos malos para las librerías y la industria editorial y así ven que algunos nos atrevemos a sacar libros en el peor momento, porque ahora apenas se puede hacer promoción. Me parecía que era una manera de animar a la gente del sector.

–¿La pandemia servirá de inspiración para nuevas novelas?

–No es mi caso, pero estoy convencido de que hay gente escribiendo relatos muy interesantes sobre ella, porque es una situación inédita y límite, muy sugerente para los que crean historias.