La Cofradía del Silencio de Zamora ha acordado suspender la celebración del tradicional triduo en Honor al Cristo de las Injurias por el tiempo de pandemia que se sigue sufriendo, como medida de prevención, “para no correr riesgos innecesarios”, explica su presidente Rufo Martínez de Paz. La decisión se acaba de tomar tras sopesar la idea inicial barajada hace once días de organizar la celebración religiosa en el altar mayor de la Catedral y llegar a la conclusión de que podría tener un efecto llamada en los hermanos y en el resto de zamoranos. Con esta suspensión se pretende proteger de posibles contagios del COVID-19 al público que pudiera acudir a la seo zamorana entre el 12 y el 14 de septiembre, fechas que se habían elegido para el acto religioso.

Martínez de Paz declaraba que la directiva optó por “seguir las indicaciones de la Junta de Castilla y León de evitar riesgos y consideramos que celebrar el triduo en el altar mayor de la Catedral podría convertirse en un reclamo”. El amplio espacio fue barajado porque permitía que pudieran acudir más hermanos y fieles, un riesgo que la Cofradía ha preferido no correr. Una vez estudiados los pros y contras de esa posibilidad y analizadas las consecuencias, “decidimos comunicar al Cabildo que suspendemos los actos religiosos para otra fecha, para cuando las circunstancias sanitarias mejoren y se pueda realizar con normalidad”, concretó Martínez de Paz al ser preguntado por este diario sobre el inusual escenario elegido para el triduo.

La Cofradía aplaza este acto religioso en honor al Cristo de las Injurias “sin fecha”, ya que las pequeñas dimensiones de la capilla en la que permanece la talla depositada durante todo el año obligan a ajustar demasiado el aforo que permite la pandemia, el 50 por ciento del que tenga el espacio. “Celebrar el triduo en la capilla es inviable”, agrega Rufo Martínez, porque sería un número de hermanos muy reducido el que podría asistir, con el consiguiente disgusto y malestar para la mayoría que no tendría opción de entrar en la capilla.

La Cofradía del Silencio de Zamora había barajado la posibilidad de trasladar la talla de su imagen principal, con el fin de que pudieran acudir más personas al culto religioso en la capilla del Cristo, cuyo aforo es suficiente cada año, aunque en este 2020 se esperaba que fuera mayor porque no se ha podido celebrar la Semana Santa.

La Cofradía había pensado en bajar al Cristo de las Injurias de la capilla y colocarlo en el altar mayor de la Catedral para veneración de los zamoranos. “No deja de ser un año especial, distinto y extraño, porque no ha habido ningún culto previo ni durante la Semana Santa, ni tampoco procesión”, justificaba Martínez de Paz al anunciar este novedoso acto que finalmente no podrá tener lugar. La autoridad eclesiástica y el Cabildo de la Catedral habían dado ya su visto bueno a la petición de la Cofradía para ocupar el altar mayor del 12 al 14 de septiembre.

La Cofradía de la Santa Vera Cruz también se vio obligada a suspender los actos de la festividad de la exaltación de la Cruz que todos los años celebraba el 14 de septiembre, con una procesión en la que sacaba el paso titular y que recorría el espacio entre el Museo de Semana Santa y la iglesia de San Juan. Este año solo se mantuvo la misa en San Juan con el riguroso cumplimiento del aforo limitado y con toda la normativa sanitaria vigente por el COVID.

Otras cofradías se han visto obligadas a posponer sus celebraciones, como la del Espíritu Santo, que los limita a una misa el día 12 de septiembre y suprime la merienda de mayordomos, dinero que se destinará a obra social.