Estos días se ha procedido al derribo del edificio que albergó a Comercial Sánchez de Miguel en la confluencia de Obispo Acuña con Guerrero Julián Sánchez, frente a la Ciudad Deportiva, que aún conservaba en su fachada el anuncio de Alfa-Laval, fabricante de maquinaria para la actividad agropecuaria. Se trataba de un edificio que carecía de ningún tipo de protección, aunque no de cierto interés, porque era una arquitectura de 1940 que hablaba de la presencia industrial en pleno centro de la ciudad, de una época en la que la Candelaria todavía no había experimentado el auge residencial de años posteriores. Reducido a escombros, sobre el solar se levantará un edificio de viviendas.

El mismo camino están siguiendo las edificaciones de la estación de tren. El pasado ferroviario de Zamora, venido a menos, dejó sin uso buena parte de este patrimonio arquitectónico. La remodelación de la estación con las obras del AVE acabó con el derribo de algunos de estos inmuebles, y en estos momentos ADIF ejecuta la demolición de otros que corren riesgo de ruina.

La marcha de la industria a las afueras deja en el centro de la ciudad sólo los esqueletos de lo que en su día albergó febril actividad. Algunos, por cierto, de interés, como la fábrica de harinas San Isidro, que acabo también derruida.