Hablar de la muralla es hablar de la historia de Zamora. Patrimonio histórico y cultural, se erige como uno de los elementos que conforman la esencia de la ciudad. La pérdida de su función defensiva dio paso a una larga etapa de desinterés, abandono y falta de utilización, que la llevaron a perder varios de sus tramos en favor de nuevas edificaciones. Ahora, el mal estado de parte del lienzo ha llevado al Ministerio de Cultura a mover ficha para reparar las partes más dañadas.

Francisco Somoza, arquitecto y partícipe de varias de las reformas llevadas a cabo en el monumento, considera que la Muralla ha pasado por cuatro etapas que definen su evolución a nivel histórico: defensa, olvido, regeneración y recuperación. Somoza señala que, tras abandonar su razón de ser, el baluarte perdió mucho interés para la ciudad. “Cuando ya no pudo ejercer su función defensiva, la muralla pasó a ser objeto de construcción de edificios modernos. No ha sido hasta mediados del siglo XX cuando se ha recuperado esa conciencia histórica de lo que significa este elemento, que ha pasado a ser forma y fachada de Zamora”, apunta.

La historia de la restauración de la muralla viene de años atrás. El paso del tiempo y la falta de actuaciones llevaron a un estado deficiente de la construcción en algunos tramos. La gota que colmó el vaso llegó a principios de 2019, cuando la caída de sillares en el entorno de La Vega reveló el mal estado de salud del recinto de piedra. Sin embargo, no fue hasta el 23 de julio de este año cuando comenzaron los trabajos de reparación en este segmento.

Entre medias, año y medio de tira y afloja por la reconstrucción de la muralla. En octubre de 2019, nueve meses después del último incidente, Francisco Guarido anunció junto al Ministerio de Cultura la intervención del Estado en la remodelación del edificio. La actuación estatal supondría una inversión de un millón de euros y tendría como foco principal la reparación del sector de la muralla próxima a San Martín y de la zona derribada en el entorno de la avenida de la Feria.

Algunas formaciones políticas pidieron medidas más ambiciosas. A tan solo unos días de las elecciones generales del mes de noviembre, UPL exigió al Gobierno que saliese de las urnas “una reparación íntegra” de la muralla, dada la presencia de segmentos “completamente ruinosos”. Para Somoza, esta remodelación completa es imposible, ya que el proceso de recuperación de un elemento tan complejo no puede entenderse como un plan global. “La muralla contiene tramos de distintas etapas, diferentes características y distinta importancia histórica, que exigen actuaciones singulares. No existe una receta que permita remodelarla entera”, declara.

Ya en marzo de 2020, el Ministerio de Cultura anunció, a través de su titular, José Manuel Rodríguez Uribe, el inicio inminente de las obras de remodelación del monumento, a fin de evitar riesgos como desprendimientos. La Subdelegación del Gobierno comunicó la aprobación de la revisión del Plan Director de la Muralla, documento principal que sirve como guía de las actuaciones para la conservación del monumento. El decreto de confinamiento también influyó en el inicio de la reforma, que tuvo que esperar hasta finales de julio.

En paralelo, se ha desarrollado un aspecto capital para la Muralla, la liberación de edificios, en particular, en La Feria. Somoza considera que es “inviable tirar viviendas para que se vea parte de la muralla que está oculta”, pero respalda la decisión del Ayuntamiento de eliminar aquellos edificios con usos menos importantes y con una densidad y vitalidad menores.

El arquitecto también quiso trasladar la responsabilidad del monumento a la conciencia ciudadana, que considera fundamental en el reconocimiento del valor de la muralla. “Cuando un zamorano va a la calle de Los Herreros a tomarse un vino y mira la pared de enfrente, tiene que darse cuenta de que esa parte del edificio que defendió Zamora durante tanto tiempo. Hay fragmentos ocultos de la muralla que deben ser comprendidos”, concluye.