La experiencia del confinamiento y el miedo a repetirlo han hecho mella en los hogares españoles. Casi tres meses sin salir de casa dan para mucho, y dejan tiempo para analizar los problemas y desperfectos del hogar. La necesidad de cambio ha influido en el trabajo de las empresas de muebles y reformas zamoranas que, tras unos meses duros de parón, regresaron a su cometido este verano con una elevada carga de trabajo y una gran cantidad de obstáculos que afrontar en el camino.

A comienzos del periodo estival, un estudio de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y materiales de construcción (Andimac) reveló que siete de cada diez viviendas tenían pendiente alguna obra de reparación o conservación entre los meses de junio y septiembre. La demanda de toldos, piscinas y el acondicionamiento de terrazas han sido las reformas preferidas para este verano. Otros cambios, como las renovaciones de baños, cocinas y la compra de muebles también se han visto repercutidas por el deseo de mejorar el hogar tras el confinamiento.

Ese ha sido el caso de la empresa de reformas y muebles Rabanillo, ubicada en la localidad carballesa de Mombuey. La organización paró su actividad debido al confinamiento, y tuvo que afrontar el trabajo acumulado con la mayor celeridad posible. Rubén Santiago, trabajador de la organización, reconoce que “la demanda de reformas ya estaba siendo alta antes del confinamiento, debido a los duros inviernos de la zona”. “Desde el uno de junio, fecha en la que volvimos del confinamiento, no hemos parado. Teníamos obras acumuladas de hacía meses que, unidas a las nuevas, nos han cargado de trabajo”, admite.

Respecto a las reformas más demandadas, Santiago reconoce una demanda elevada de remodelaciones de cocinas y baños, además de la siempre cotizada venta de muebles. “Generalmente, cuando alguien hace mejoras en su casa, reforma cocina y baño. Hemos hecho más de treinta cocinas desde que volvimos del confinamiento”, asegura.

“Existe un gran desabastecimiento de material en Zamora, provocado por la pandemia"

La situación ha sido algo distinta para la empresa zamorana Aedificam, que no ha parado de trabajar tras el confinamiento, pero ha visto cómo un sector clave, el de las comunidades de vecinos, se ralentizaba. Alejandro Sadia, gerente del negocio, apunta que algunos trabajos previstos se tuvieron que suspender y que otros avanzan con menor celeridad que en otras épocas. “A medida que el Gobierno fue relajando las medidas, pudimos ponernos a trabajar de forma muy paulatina”, señala. “La mayor parte de las obras que se realizan en verano se deciden entre marzo y mayo, en reuniones de vecinos y de administraciones de fincas. Este año, al estar bloqueados esos meses, no se han podido aprobar estos trabajos”, apunta.

Por otro lado, Sadia considera que existen varios problemas que dificultan el trabajo en estos tiempos, pero destaca uno que sobresale por las complicaciones que provoca. “Existe un gran desabastecimiento de material en Zamora, provocado por la pandemia. Hemos tenido que frenar algunas obras para ir a por suministros a Benavente y Salamanca. Esto supone un coste mayor y un nivel más lento en la ejecución de los trabajos”, reconoce.

Este verano, las limitaciones en el ocio han hecho aumentar las reuniones de familiares y amigos. Los cenadores y el acondicionamiento de los jardines han sido factores importantes para el recreo en este periodo estival. Además, el recrudecimiento de la pandemia en las últimas fechas hace indicar que pronto habrá nuevas restricciones que nos obligarán a pasar más tiempo en un hogar que querremos tener a nuestro gusto.