Uno de los sectores que, además del sanitario, alimentación o transporte, ha estado al pie del cañón durante la etapa de confinamiento ha sido el de los establecimientos de compra de tabaco. “Hemos sido olvidados”, comenta José González, propietario de un estanco de Zamora y, con resignación, explica que, encima, les toca sufrir una nueva normativa contra la que deben luchar. Y es que desde el lunes pasado está en vigor la norma que prohíbe fumar en la vía pública o espacios al aire libre cuando no se pueda respetar el espacio entre personas, con un mínimo de dos metros. Esta medida se extiende también a cualquier tipo de elemento que se use para fumar. Es importante recalcar que “no se prohíbe fumar”, solo se hará efectiva esta limitación cuando no se respete la distancia social.

Los dueños de los estancos están molestos y denuncian que es una medida “ridícula” porque ya que “prohíben fumar, que prohíban también hablar. Yo creo que perjudica de la misma manera”, comenta José González. Critica que esta medida preventiva contra el COVID impuesta por el Gobierno, tan solo sirve para que los ciudadanos vean que se está velando por su seguridad. “Yo lo veo como una normativa para el escaparate, algo ridículo, sólo para que la gente vea que se está actuando”. Añade que desde el primer día ha visto cómo la mayoría “no lleva puesta la mascarilla en las terrazas” y ahora viene esta “tontería”. Opina que “a lo mejor se ha levantado demasiado la mano” respecto a las restricciones ya impuestas por el virus y por ello ahora les toca pagar el pato.

Los camareros se quejan porque tienen que vigilar la conducta de los clientes

El negocio del tabaco es uno de los más castigados en cuanto a normas de sanidad, que persiguen el bien de los ciudadanos. Una de las reglas más polémicas, y que generó una notable controversia, fue la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados, como en bares y zonas de trabajo. “El tabaco está acostumbrado a sufrir”, proclama el dueño de otro estanco zamorano: “Me parece insultante que nos traten así”. El dueño de este establecimiento critica duramente que están “atentando contra la libertad del individuo” y afirma que “los fumadores siempre han sido y son unas personas muy respetuosas” con el resto, “pero es que ahora hay algunas a las que parece que les molesta todo”. Señala también que “el tabaco es malo, sí, pero como adulto informado, decido fumar al igual que decido tomar alcohol, eso sí, siempre que no afecte a nadie. ¿Por qué no voy a poder hacer lo que quiera? Si lo que decido no perjudica a otra gente, podré hacerlo”. Por último, advierte que “nos van a hacer enfadar, nos están atacando”.

Respecto a la compra, venta y consumo de tabaco el negocio de los estancos se muestra tranquilo porque no creen que vaya a afectar a las ventas ni que se deje de fumar. “La gente que fuma va a hacerlo igual, si no es en una terraza, es en un patio o en cualquier otro sitio”, afirma José González.

La regulación, bien recibida entre los vecinos, fumadores activos y pasivos

Otro de los sectores afectados indirectamente por la medida “antitabaco social” es el de la hostelería. La queja viene porque hay quien se siente como un vigilante. “La medida es horrible y encima el problema es que los camareros pasamos a ser policías”, explica Aurelio Couso, gerente del café Aureto. Y es que la normativa deja con la duda a los clientes de si estos pueden fumar aún estando con sus amigos o grupo de convivencia. La respuesta es que no se puede. Mientras Aurelio saca el boletín impreso de un cajón, explica que fue hasta la Policía para que le aclarara esta cuestión, ya que ha tenido malentendidos con clientes a causa de ello. “He tenido que ir a enseñarle a un cliente la norma con el boletín en mano para que lo viera porque no se lo creía. Se piensan que siendo familia pueden fumar estando cerca, se lo decimos a la gente y muchos se enfadan”. El caso de esta duda recae, por ejemplo, en el zamorano Miguel Martín que, sentado en una terraza, afirma que fuma y que no sabe si puede hacerlo “con amigos con los que pasas toda la tarde”.

La opinión generalizada de los zamoranos es diferente; tanto fumadores como no fumadores consultados por este medio están a favor de la normativa. Los jóvenes Jose Ángel Fernández y Manuel Alonso señalan que es una regla que apuesta por el bien común y que no será aliciente para dejar de fumar, cosa que “sí se me ha pasado por la cabeza”, expone Nuria Prieto, mientras se aparta para encender un cigarrillo. Por su parte, Mariví Salvado dice que “no lo dejará, pero sí fumará menos”.