El pintor y escultor Antonio Pedrero ya es eterno en las calles de Zamora. El mural realizado por Carlos Adeva en homenaje a su figura adorna la cuesta de La Morana. A sus 81 años y 16 después de su retiro, Pedrero sigue teniendo al arte muy presente en su vida. Su pasión por su oficio y su humildad lo convierten en una de las personalidades artísticas más célebres de una ciudad, que ya tiene marcado su retrato.

–Ya puede decir que su rostro aparece en las paredes de su ciudad. ¿Cómo recibió el homenaje del pasado viernes?

–La verdad que muy bien. Fue un acto muy sencillo y muy sorprendente, ya que era una cosa inesperada para mí. Me quedé anonadado cuando lo vi, especialmente por su tamaño, ya que es una pintura de 350 metros cuadrados. Estoy muy contento y agradecido, pero me parece que es excesivo. Yo creo que no merezco tanto para que me hayan hecho este mural.

–Desde el punto de vista artístico y estético, ¿qué le parece el mural?

–Me ha gustado mucho. Carlos Adeva, el autor, lo ha hecho extraordinariamente bien. Además, se trata de un buen amigo mío desde hace muchos años. La primera vez que le vi una exposición fue hace más de 20 años, a la que fui por mediación de un amigo, y me encantó. Hemos seguido manteniendo amistad, le sigo y me parece que es un valor de Zamora auténtico.

–El propio Adeva ha reconocido que usted ha sido siempre uno de sus referentes. ¿Cómo recibe estas palabras?

–Se lo agradezco mucho. Además de ser buen chico, es riguroso con la pintura y dibuja extraordinariamente bien. El mural homenaje a Delhy Tejero es una auténtica delicia, sobre todo en el sentido plástico. Me alegro mucho de que se le reconozca su talento y su valor como artista.

–Zamora se está volcando con el arte en este verano tan extraño. ¿Qué opina del Plan de Muralismo que adorna las paredes de la ciudad?

–Es una gran idea, sobre todo por la riqueza y calidad de los artistas que participan. Desde el punto de vista turístico, también es adecuado planear una ruta por la ciudad con estos murales, porque, al mismo tiempo que paseas, descubres la ciudad y conoces los barrios. Muchas veces, el turista viene a ver monumentos y se va. Este plan les da una buena razón a los visitantes para seguir conociendo Zamora.

–¿Cree que la pintura recibe menos repercusión y valoración de la que merece en Zamora?

–No. Considero que siempre ha habido grandes artistas en esta ciudad. Recuerdo a mis maestros: Bedate, Delhy Tejero, Gallego Marquina... unos pintores extraordinarios. Nosotros, de mejor o peor forma, hemos seguido su estela. La Escuela de Arte de San Ildefonso ha sido el germen de una camada de autores excelentes como no se va a dar nunca: Ramón Abrantes, Tomás Crespo, Higinio Vázquez, Gerónimo Hernández… una gente inigualable. Es muy difícil que se repita una generación tan repleta de artistasvaliosos. No sé qué será, pero Zamora tiene algo que hace que fluya el arte.

–Muchas son las voces que reclaman un museo para artistas zamoranos. ¿Cómo valora esta posibilidad?

–Lo llevo reivindicando desde hace muchos años. El palacio de la Diputación Provincial era el lugar idóneo para constituir un museo de bellas artes en Zamora, especialmente basado en la pintura. Ver el arte zamorano en su conjunto, con un espacio dedicado a cada buen autor, es fundamental y necesario para la ciudad. Más tarde o más temprano, esta propuesta debe salir adelante, porque esta generación que he nombrado merece un homenaje, y que mejor tributo que un museo dedicado a ellos.

–Yéndonos a un punto de vista más personal, ¿cómo ha vivido el confinamiento?

–Todos lo hemos llevado mal. Pero yo aún peor, porque estoy operado del corazón y soy persona de riesgo. He salido muy poco y aún hoy tengo mucho cuidado. Hay mucha gente que se lo toma a broma, pero es un asunto muy serio que nos ha cambiado la vida a todos.

–¿Ha aprovechado la cuarentena para seguir con el arte?

–Sí, he hecho cosas que tenía pendientes desde hace mucho tiempo, algunas incluso de hace más de veinte años. Ha sido un periodo de reflexión, pero también de trabajo artístico.

–A pesar de estar retirado desde hace varios años, sigue haciendo arte. ¿Hasta cuándo?

–El arte no tiene jubilación. Uno está pensando en arte desde que sale de casa. Aunque no pintes, estás dándole vueltas en tu cabeza. Voy a pintar hasta que aguante, porque es mi vocación y lo será hasta el final de mis días.