La Consejería de Sanidad inicia a partir de hoy una intensa campaña de vigilancia, control e inspección en diversos centros de trabajo y establecimientos de la provincia para comprobar el grado de cumplimiento de las medidas establecidas en la normativa del COVID-19. Se han programado un total de 1.103 inspecciones distribuidas por las distintas localidades de la provincia. A nivel regional la propuesta de inspecciones supera las diez mil, según la información suministrada por la Junta.

El objetivo de esta campaña, que se desarrollará a lo largo del mes de agosto, será la inspección y, en su caso, sanción en materia de salud pública en un amplio espectro de centros y establecimientos, que irán desde piscinas a mataderos y empresas e industrias alimentarias —incluidos sectores minoristas, tales como bares, restaurantes, carnicerías, distribución y venta alimentaria—, incluyendo en la vigilancia a establecimientos sanitarios, como las oficinas de farmacias.

El objeto de las visitas a los centros de trabajo por parte de los inspectores sanitarios es comprobar que las empresas y establecimientos de Castilla y León están adoptando las medidas de prevención, contención, seguridad e higiene frente a la pandemia, reguladas tanto por la normativa estatal como por la autonómica.

Entre las medidas más relevantes cabe destacar el deber de las empresas de mantener una distancia mínima de seguridad de 1,5 metros entre sus empleados o, si esto no resulta posible, de facilitarles los equipos de protección adecuados. El uso de mascarilla también es obligatorio.

En los centros productivos debe garantizarse, asimismo, la ventilación, limpieza e higiene de las dependencias, la provisión de hidrogeles y la reordenación de los turnos para evitar aglomeraciones.