“Viajar no es un lujo, es una necesidad”. Como bien dice la frase, darse una escapada suele ser una de las mejores soluciones para abandonar la monotonía diaria. El verano suele ser el mejor aliado para estas evasiones. Sin embargo, la crisis provocada por el COVID ha trastocado los planes vacacionales de millones de personas y con ellos los proyectos de tantas y tantas agencias de viajes.

Muchos han sido los colectivos dentro del sector turístico que se han visto afectados por la pandemia. Uno de los más perjudicados, sino el que más, es el de las agencias de viajes. Las pocas reservas y las muchas cancelaciones marcan la actualidad de un gremio que nunca se había visto en una tesitura similar. Así lo confirma Daniel Hernández. El presidente de la Asociación Zamorana de Agencias de Viajes reconoce el giro completo que ha experimentado el sector y admite un abrupto descenso de la demanda, con una caída que sobrepasa el 90% en su agencia. El recelo a viajar y las restricciones tienen la gran culpa de un declive que no saben cuándo terminará.

Europa, solo excepciones

“Hay miedo a moverse, especialmente fuera del país, ya no por dificultades económicas, sino sanitarias”, manifiesta el también gerente de Viajes Sanabria. Dentro del grave descenso, el turismo internacional ha sido el gran damnificado. “La gente apenas viaja a Europa. Las pocas excepciones son por temas laborales o familiares”, atestigua.

En este contexto, el ocio nacional costero es el más beneficiado. “Los destinos más demandados son los territorios de la costa, como Galicia, Asturias, la Comunidad Valenciana y también las islas, especialmente las Baleares. También se lleva mucho el Algarve portugués, la excepción en los destinos extranjeros”, reconoce el gerente. Hernández admite también “una cancelación masiva de cruceros y viajes de novios, eventos muy demandados en un contexto normal”. Además, asegura que la mayoría de anulaciones llegaron antes de Semana Santa. “Tras el decreto del estado de alarma, estuvimos varias semanas trabajando en suspensiones”, afirma.

Una agente atiende a una clienta en una agencia de viajes en Zamora. J. L. F.

A pesar de la complejidad de la situación, el empresario anima a la gente a desplazarse, siempre con la responsabilidad requerida. “Entiendo que la gente tenga miedo, pero se puede viajar con la sensatez pertinente. Igual que se está en una terraza en Zamora, se puede estar en un bar de Matalascañas”, asevera. Además, afirma que “las asociaciones se comprometen al máximo para facilitar el trabajo a los viajeros, con condiciones óptimas tanto sanitarias como en materia de trámites”. “Permitimos cancelaciones hasta veinticuatro horas antes”, atestigua.

En una posición similar se encuentra la agencia de viajes de Carrefour. Cristina Fernández, agente del grupo, admite una caída extrema de la demanda y reconoce el miedo de la población a desplazarse. “La pandemia ha afectado mucho. Se vende muy poco con respecto a otros años. Mucha gente no quiere subirse a un avión”, afirma. Fernández coincide con Daniel Hernández en el descenso masivo de las salidas internacionales. “No nos solicitan viajes al extranjero”, revela. La agente afirma que casi todas las suspensiones llegaron antes del periodo estival, a pesar de los crecientes rebrotes de coronavirus. “La gran mayoría de anulaciones ocurrieron antes del verano. Ahora apenas se suspenden viajes, ya que la gente reserva de un día para otro”, declara.

El sector turístico vive su verano más difícil bajo la incertidumbre de no saber cuándo recuperarán la normalidad. Los esfuerzos por garantizar la seguridad y las buenas condiciones de reserva de las agencias no parecen suficientes para tumbar el miedo al virus e incrementar las ganas de desplazarse. Lo que parece evidente es que, cuando todo pase, viajar será doblemente placentero.