Refugio de nutrias, galápagos (tortugas de agua dulce), aves rapaces, garzas y cigüeñas, las cuatro islas salvajes del Duero a su paso por Zamora capital volverán a blindarse para impedir la alteración de su gran riqueza en fauna y flora, una de las mayores de la Península Ibérica de las ubicadas a lo largo del curso de un río. El ambicioso proyecto del Ayuntamiento de Zamora persigue incorporar este paraíso urbano de la biodiversidad a la Red Natura 2000, donde siempre debió figurar, explican los expertos y refrenda el concejal de Medio Ambiente, Romualdo Fernández, como lo está el resto del cauce del río a su paso por toda la provincia. El objetivo es preservar la peculiaridad de las islas de los Bañaderos y de los Antropófagos, anteriormente Islas de Colacho (las que existen entre el puente de la antigua vía del tren Ruta de la Plata y de la autovía A-6); y las otras dos: la de grandes proporciones denominada la isla del Puente o de Los Conejos (debido a que hace años su dueño criaba allí estos animales), situada junto al Puente de Piedra; y la del Barquero (de Olivares), junto al Puente de los Poetas.

El edil de IU tiene también en proyecto conseguir la denominación de Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y de Lugar de Interés Comunitario (LIC), catalogaciones que preservarán estos singulares espacios de la mano del ser humano. Precisamente, el absoluto aislamiento de estos lugares, sin permitir el acceso de los ciudadanos, ha dotado al Duero de una vegetación salvaje, con importante número de árboles como chopos, fresnos o sauces surgidos de forma totalmente espontánea, natural. Y los ha convertido en zona de cría y refugio de numerosas aves que sobrevuelan el río.

"No es un objetivo imposible"

Romualdo Fernández - Concejal de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Zamora

Algunas de esas islas tienen “un bosque virgen” que no tiene nada que envidiar a otros paisajes fluviales de renombre nacional, explica el ornitólogo naturista y experto en fauna, el zamorano José Alfredo Hernández. Este estudioso de la fauna y la flora del Duero es el encargado de elaborar un minucioso “trabajo científico para documentar lo importante de la riqueza medioambiental” de islas y riberas del río, apunta el concejal del equipo de Gobierno del Ayuntamiento. Un documento en el que se detallará al máximo toda esa fuente de biodiversidad que convierten al Duero y a su entorno en su paso por Zamora en una auténtica joya natural, agrega Romualdo Fernández. El estudio está ya muy avanzado, por lo que es posible que a finales de este mes se pueda entregar al Consistorio zamorano, para que la institución local disponga de toda la información al respecto para fundamentar la necesaria “protección integral de todo este espacio de biodiversidad”. Hernández abunda sobre ese valor medioambiental que tiene esta zona ribereña urbana, superior a otros tramos del Duero a lo largo de la provincia que sí están en la Red Natura 2000, por lo que resulta todavía más incomprensible esta exclusión. El experto insiste, como ya han hecho los ecologistas zamoranos, en lo esencial que resulta incrementar la protección del tramo del Duero que cruza la capital, un blindaje que vaya mucho más allá del contemplado el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Zamora, subraya el concejal.

Se trata de un proyecto que el responsable municipal ha convertido en un empeño a corto plazo, para cuya consecución deberá conseguir la anuencia de la Junta, de quien depende la inclusión en la Red Natura 2000. “No es un objetivo imposible”, confía Romualdo Fernández, quien cree que podrá lograr ese propósito, la más completa de las protecciones que puede establecerse para estas cuatro islas y la zona ribereña que recorre las afueras de Zamora.