Todo comenzó en Cabo Verde, durante un voluntariado con tortugas marinas. Allí, la resaca de una tormenta hizo visible en la costa la cantidad de plásticos que alberga el océano, y despertó en la zamorana Alicia Mateos Cárdenas la idea de enfocar su carrera profesional hacia la investigación del efecto negativo que esta contaminación genera en las aguas. Pasaron varios años, pero esta mujer de 29 años, graduada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Salamanca, siguió formándose, cursó un Máster en Inglaterra y terminó asentándose en Irlanda, donde ha desarrollado una investigación que aporta nuevos detalles acerca de lo que sucede con los microplásticos a través del organismo de un pequeño invertebrado de río de menos de dos centímetros de tamaño.

Mateos trabajó en este proyecto durante casi tres años, como base de su doctorado, y ahora ha logrado publicar los resultados en la prestigiosa revista Scientific Reports. Las conclusiones que arroja la investigación indican que el crustáceo llamado Gammarus duebeni es capaz de fragmentar los microplásticos en elementos mucho más pequeños, llamados nanoplásticos, en un plazo de apenas cuatro días. Esa circunstancia resulta negativa, pues los efectos “aumentan cuando el tamaño de la partícula disminuye”; y más si se ve reducido por debajo del volumen de una célula y puede acumularse en los tejidos.

La especie analizada por esta zamorana se encuentra tanto en los ríos como en los océanos, y la repercusión del estudio ha sido tal que no solo ha tenido eco en el ámbito científico, sino que ha aparecido publicada en algunos medios internacionales de enorme prestigio, como The Guardian. “Es una investigación que nos ha llevado dos años y medio, lo cual quiere decir que la ciencia no se hace de un día para otro”, indicó Alicia Mateos a través de una cuenta de Instagram que ha utilizado para dar difusión a su estudio.

La investigadora zamorana también usa su cuenta de Twitter (@AliciaMateos_) para “concienciar” sobre el impacto de los plásticos, una tarea que seguirá combinando con el trabajo en Irlanda, y es que Alicia Mateos inicia hoy mismo un proyecto de tres años con un grupo de geólogos y biólogos marinos para estudiar el impacto de los microplásticos en el fondo de los océanos.

Mateos analizará lo que sucede en corales a 2.000 metros de profundidad en una investigación que contará con un importante apoyo económico: “Estoy feliz de tener financiación”, reconoce la zamorana, que explica que todavía falta “un importante trabajo de concienciación” en lo que se refiere al uso de los plásticos. De hecho, la investigadora alude a los cinco millones de mascarillas que desecha la provincia de Zamora al mes como ejemplo de esta realidad.

Alicia Mateos subraya que ya se están encontrando mascarillas en los entornos de ríos y playas, y reclama una mayor implicación en la lucha contra el cambio climático: “Para mí fue importante pensar que hay objetos que apenas utilizo durante unas horas o unos días, pero que van a seguir en el planeta cuando yo ya no esté”, señala la investigadora, que lamenta que los políticos “no van a hacer nada mientras no se vean obligados”.

La lucha contra el cambio climático y la reducción del uso de los plásticos parecen asuntos destinados a resolverse en el medio o largo plazo, como también resulta complicado pensar que investigadoras como Alicia Mateos puedan regresar a España próximamente con condiciones laborales y económicas similares a las que tiene actualmente en Irlanda: “Soy consciente de que va a ser muy difícil volver y encontrar esta situación”, explica la zamorana, que no obstante se muestra “feliz” con su realidad actual y con el “respaldo” que ha encontrado para continuar con su carrera.

Mateos, que ya ha publicado dos artículos en su trayectoria como investigadora, insiste en que hay presencia de microplásticos “en todas partes” y se muestra dispuesta a seguir implicada en un camino largo, pero en el que ya ha conseguido un resultado de mucho valor para la comunidad científica.La investigadora zamorana Alicia Mateos Cárdenas estudió durante más de dos años y medio cómo un pequeño crustáceo de menos de dos centímetros de tamaño era capaz de fragmentar los microplásticos en nanoplásticos, y analizó el impacto negativo que puede generar esta acción. Los resultados de su trabajo, publicados en una revista especializada, han tenido una importante repercusión, al hacerse eco medios de comunicación como The Guardian.