Zamora recibió este viernes un importante aviso. Los doce positivos registrados en la provincia recordaron que la pandemia sigue aquí y que es imperativo extremar las precauciones ante la llegada de agosto, el mes en el que los pueblos se llenan hasta la bandera y en el que habitualmente proliferan las fiestas populares. En 2020, casi todas esas celebraciones han sido canceladas, pero el aluvión de hijos del pueblo y de forasteros se prevé tan fuerte como años atrás, o incluso mayor. Los alcaldes de los principales municipios son conscientes de lo que se avecina, y abogan por acoger a los visitantes de buen grado, siempre y cuando haya voluntad de mantener las medidas de seguridad pertinentes.
Así lo explica el alcalde de Fermoselle, José Manuel Pilo, que indica que su pueblo “está limpio” y remarca que espera mantenerse libre de coronavirus al menos durante el mes de agosto: “Hemos suspendido las fiestas, pero la gente viene a ver a las familias”, apunta el responsable municipal, que también alude a la presencia de forasteros: “Marcamos tendencia con un turismo seguro”, afirma el representante fermosellano, que agradece la “responsabilidad” que ha mostrado la gente hasta ahora.
La palabra “prudencia” se repite en boca de José Fernández, el alcalde de Puebla de Sanabria, que reconoce su “preocupación” y que insiste en la necesidad de que “la gente cumpla las normas marcadas”. El también senador recuerda que los pueblos “pueden tener un problema”, por lo que apela también a la responsabilidad individual de los ciudadanos:_“Ahora vendrá más gente, y solo pedimos que, quien acuda, lo haga con cuidado y con respeto”, subraya.
Por su parte, Atilana Martínez, alcaldesa de Burganes de Valverde, asevera que el pueblo “está lleno” desde mediado el mes de julio, pero confirma que “la gente se está comportando bien”, también en el ámbito de la playa fluvial del pueblo, que “se está controlando perfectamente”. La diputada provincial del Partido Popular advierte que “incluso los jóvenes” están conteniéndose para minimizar los riesgos, aunque reconoce la “tristeza” que impera durante estos días en el pueblo, en las vísperas de lo que deberían ser unas fiestas patronales ya canceladas.
El alcalde de Fuentesaúco Eduardo Folgado atestigua que “hay más gente que otros años” veraneando en la localidad. “Es evidente que cuanta más gente haya, más riesgo, pero las personas están teniendo cuidado, sobre todo porque los que se pueden contagiar son también sus familiares, sus padres o sus abuelos. En todo caso siempre hemos sido un pueblo acogedor, todos son bienvenidos, cada uno con su responsabilidad”. Con respecto a las actividades lúdicas, “hemos tenido que reinventarnos”, asegura el alcalde, organizando pequeños eventos culturales en la plaza de toros, con todas las medidas de seguridad. “De espantes o toros, ni hablar, es imposible”.
Abrir las piscinas, un acierto; organizar fiestas, ni hablar
Fuentesaúco no ha abierto las piscinas por la poca capacidad el césped, pero Alcañices y Villalpando sí, y sus alcaldes están más que satisfechos con el resultado ya que incluso han recibido felicitaciones de Sanidad. Jesús Lorenzo, regidor de Alcañices, constata un incremento de veraneantes que se deja sentir sobre todo en los comercios de la localidad, aunque no tanto en los establecimientos de hostelería, prueba de que la gente prefiere el ocio en privado. Las fiestas están suspendidas e incluso una actuación del gaitero Carlos Núñez en la Casa de Cultura, para evitar problemas de seguridad. “La juventud es lo que más temo, es responsable en general”, pero con más ganas de diversión.
“La juventud es la juventud”, reconoce Félix González, alcalde de Villalpando, aunque confía en que “sean sensatos, porque tienen padres y abuelos”. Como en otras zonas, constata la llegada de más veraneantes que otros años: “Estamos encantados de que vengan de Madrid o Barcelona; cuidando las distancias y las normas no tiene por qué pasar nada”. Y de fiestas, nada: “Es imposible controlar a miles de personas”.
