El Ayuntamiento de Zamora ha encargado una investigación para aclarar a quién pertenecen los derechos de propiedad intelectual de la obra de Baltasar Lobo que la capital custodia desde hace más de veinte años. No está claro si pertenecen a la familia, a la ciudad, a particulares o a todos al mismo tiempo. Y eso puede complicar los objetivos marcados de cara al futuro museo del artista local que se establecerá en el ayuntamiento viejo. El especialista Luis Felipe Palacios Arroyo ha sido la persona elegida para seguir el rastro de los derechos de imagen. Un proceso complejo, pero necesario, que busca aclarar en qué punto se encuentra el legado del escultor de Cerecinos de Campos en cuanto a sus derechos y qué se podrá hacer, o no, con sus creaciones.

La problemática que ahora se intentará resolver nació en 1999. En aquel año, la familia de Baltasar Lobo llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Zamora para la cesión del legado del artista que se conservaba en su taller de París y de los moldes que permanecían en Verona. El acuerdo era generoso por ambas partes. De un lado, los familiares otorgaban a la ciudad un patrimonio de casi 700 piezas. Del otro, la capital se comprometía a abonar los derechos sucesorios al fisco francés y a construir un museo en el que albergar todas sus creaciones.

En el convenio, sin embargo, se dejó de lado uno de los más importantes asuntos, como es el de la propiedad intelectual. Según aclaran desde el Ayuntamiento de Zamora, en ese documento “no se fija específicamente quién conserva los derechos”, lo que supone un gran problema a la hora de decidir qué se puede hacer y qué no se puede hacer con las esculturas que custodia la capital desde aquella rúbrica hace más de veinte años. Por esta razón, no ha quedado otro remedio que encargar una investigación para resolver el entuerto.

En el Ayuntamiento de Zamora toman el asunto con pragmatismo y aclaran que este paso es imprescindible para valorar el futuro del Museo de Baltasar Lobo, que se levantará en el ayuntamiento viejo en el momento en que la Policía Municipal abandone esas instalaciones. Se trata, según las fuentes municipales, de “cuestiones muy específicas y especializadas” que no todo el mundo es capaz de llevar a término. Y por eso se ha encargado el asunto a Luis Felipe Palacios Arroyo, zamorano y otrora director general de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Él elaborará un informe y a partir de ahí quedará negro sobre blanco a quién pertenecen los derechos de propiedad intelectual de la obra de Baltasar Lobo.

El asunto recuerda demasiado al problema que el Ayuntamiento de Zamora tuvo con el legado de otro zamorano universal, como fue León Felipe. Tras abonar casi un millón de euros a Alejandro Campos Ramírez, “Finisterre”, se demostró que pudo ser albacea del poeta de Tábara, pero nunca estuvo en posesión de los derechos que sí vendió a la capital. En el actual equipo de Gobierno explican que este movimiento significa “aclarar lo que no aclararon los convenios firmados por Antonio Vázquez y Ángel Macías” con los legados de Lobo y Felipe.