Javier Povedano ha dedicado su vida a la música, desde sus comienzos como clarinetista en Córdoba, su ciudad de nacimiento. Además de España, el barítono ha cantado en países como Italia o Alemania. Povedano es uno de los protagonistas de la ópera “Il segreto de Susanna”, que se podrá ver hoy y mañana en el Teatro Principal, a las 20:30 horas.

—¿Qué papel tiene en “Il segreto de Susanna”?

—Hago del conde Gil, un marido que lleva un mes casado y empieza a tener ciertas sospechas de que algo raro pasa en su casa. Es un hombre enamorado de su mujer, pero también un hombre de su época, que no entiende ciertas actitudes. Su mujer tenía que estar en casa y no se le pasa por la cabeza que ella pueda hacer cosas tan masculinas como fumar.

—¿Esta es su primera actuación después del confinamiento?

—Sí.

—¿Cómo lo está viviendo?

—Con mucha alegría. Ha sido un período difícil para todos, y en el mundo de la cultura, aún más. Siempre queda el miedo porque sabemos que somos un sector que suele pagar los platos rotos ante cualquier problema. Además de todas las cancelaciones que ha habido durante estos meses, siempre existía la espina de cuándo poder volver a hacer esto. Que apareciera la oportunidad de hacer esta producción fue un regalo para el ánimo.

—También es un reencuentro.

—Efectivamente. La hicimos hace dos años en el Festival Internacional de Santander, y es una producción de la que te quedas con ganas porque es una ópera corta, un grupo muy bueno artística y humanamente, y una música increíble que es un gusto cantar. Descubrir que era posible volver a los escenarios con una ópera tan bonita y un reencuentro con gente estupenda fue una gran alegría.

—¿Ha participado antes en LittleOpera?

—Sí, es la segunda vez que actúo aquí. Estuve hace tres años, y en ese caso participaba en las dos óperas del programa. Tengo un muy buen recuerdo porque estaba la Orquesta Filarmónica de España, a la que yo había pertenecido, y fue una experiencia muy bonita. Guardo muy buen recuerdo del público, de cómo se quedaron hasta el final, cómo rieron, aplaudieron y fueron a saludarnos porque se habían quedado encantados, y conocer a la gente y sus impresiones es un gusto para un artista. La ciudad es maravillosa, también estuve veraneando el año pasado y es preciosa.

—¿Cómo marchan los ensayos?

—Al ser una obra que ya habíamos montado ha sido fácil, aunque hemos cambiado el pianista. Ha sido como si no hubiera pasado el tiempo. También ha sido algo extraño el tener que actuar con mascarilla y cambiar un poco las escenas para cumplir con los protocolos. Lo afronto con muchas ganas de volver a subir a un escenario.

—¿Por qué animaría a los zamoranos a ver la obra de hoy?

—Me parece una ópera ideal para entrar en este mundo, porque es breve, divertida y de una belleza musical increíble que engancha. La escena propuesta funciona muy bien, y es un soplo de aire fresco porque podrán volver a disfrutar de la cultura y tenerla en su propia ciudad. Me parece una oportunidad excelente.