La pretemporada tocó a su fin y el Zamora CF inicia hoy su semana de entrenamientos que le llevarán al debut liguero en Primera RFEF frente al Bilbao Athletic. Un choque al que llega con los aficionados preocupados por los números que la plantilla de David Movilla ha cosechado a lo largo de la preparación. Cifras que apuntan a una falta de consistencia defensiva, factor por el que siempre ha destacado el equipo y que tratará de recuperar cuanto antes.

Dentro de la ilusión en la que viven los seguidores del Zamora CF estos días y de su fe ciega en el equipo que tanto les hizo disfrutar el pasado curso, una preocupación surge tras los cinco encuentros amistosos de pretemporada. Y no se trata del número de derrotas que han dejado los últimos cinco partidos rojiblancos, más bien del modo en el que se produjeron.

El bagaje de cuatro derrotas y una victoria no inquieta a la afición. El resultado de un partido puede depender del manejo de los detalles más nimios y, en tiempo de pruebas, ganar o perder no es un objetivo para la mayoría de quipos y entrenadores. Sin embargo, el número de goles recibidos y de ocasiones sufridas, como también el de oportunidades generadas y aprovechadas ante el marco rival, se tiene muy en cuenta. Y, en estos apartados, los guarismos más simples delatan problemas.

Las cuentas más básicas dejan entrever que el Zamora CF tiene problemas en la parcela defensiva. Los rojiblancos han encajado 14 goles en cinco partidos. De estos tantos, la formación rojiblanca ha recibido más de la mitad en los minutos anteriores o posteriores al descanso (cuatro del minuto 30 al 45, dos en el primer minuto de juego del segundo acto y dos del 46 al minuto 60 de juego), siendo más solvente en la media hora final de partido (con dos dianas encajadas).

Pero más allá de cuándo, lo que preocupa es el cuánto. Y es que, la media de casi tres goles encajados por encuentro nada tiene que ver con los registros que el equipo firmó a lo largo del último curso.

La afición rojiblanca, en el Ruta de la Plata. | J. L. F.

En su última campaña en Segunda División B, el equipo de Movilla recibió 17 tantos en 18 encuentros durante la primera fase de competición; sumando 9 más en la segunda fase y otros dos en el play-off por el ascenso a Segunda, acumulando un total de 29 tantos en contra a lo largo de 25 partidos. Guarismos que arrojan una media ligeramente superior a una diana encajada por envite.

El cambio, notable, está ya bajo la lupa de David Movilla y su cuerpo técnico. “Hay capacidad para más, tenemos que aumentar ciertas dosis de ciertos valores en medidas muy grandes, a todo los niveles. Es verdad que a nivel ofensivo estamos mejor que a nivel defensivo, pero tampoco estamos bien, lo que pasa es que en el aspecto ofensivo estamos en un nivel menos bajo”, comentó el vasco tras acabar la pretemporada en Burgos el pasado viernes, siendo evidente que su intención de “optimizar las cinco sesiones de entrenamiento” que tiene por delante el equipo y de “desarrollar la estrategia operativa” para hacer frente al Bilbao Athletic pasa, principalmente, por crecer en el trabajo sin balón.

La llegada de nada menos que 14 jugadores nuevos al equipo, con la necesidad de adaptarse a las estructuras que desarrollan sobre el verde los rojiblancos, así como la obligación de variar ciertos mecanismos de juego para que encajen con las características de los recién llegados, son dos de las razones más poderosas para creer que los números mejorarán con tiempo y entrenamiento. Dos factores de los que dispone en diferente medida el Zamora CF de cara a su debut pues, aún con el esfuerzo rojiblanco garantizado, el conjunto zamorano dispondrá solo de cinco sesiones para dar un salto en su rendimiento.