No es el Manchester City ni el Bayern Munich, pero este Zamora está demostrando que puede marcarse todos los objetivos que quiera, porque todos han ido cayendo poco a poco en las últimas temporadas. Había que ascender a Segunda B y se consiguió, había que ser un equipo competitivo en la división de plata y se demostró bien pronto en la primera campaña, había que huir de la fase de descenso y se firmó de forma matemática ayer en el Municipal de Guijuelo; había que entrar en la nueva Segunda B Pro y ya está casí asegurado, se podía jugar el play off de ascenso a Segunda B y hoy ya nadie duda de que este equipo está capacitado para ello e incluso había que demostrar que estamos ante el conjunto más competitivo del Grupo 1A y ayer quedó patente, independientemente de lo que ocurra en las tres últimas jornadas.

Pocas veces un equipo ha sabido sacarle mayor partido al escaso fútbol de ataque que crea y ayer volvió a quedar patente. Si unos días antes en el Reina Sofía de Salamanca, el Zamora sacaba petróleo del solitario gol de Carlos Ramos, ayer ocurrió lo mismo en el Luis Ramos pero con la firma de Escudero. Funcionó de nuevo también el doble pivote defensivo con Astray y Delmonte que experimentó Movilla frente a Unionistas, y el Guijuelo tampoco pudo superar el entramado defensivo rojiblanco.

Pocas veces el Zamora ha ganado tanto con tan poco gasto, pero defender el resultado no tiene por qué ser sinnonimo de jugar mal. No hubo creatividad arriba, es cierto, pero a la postre, en el fútbol, lo que cuenta de verdad es la solided del bloque, del equipo bien conjuntado, bien plantado y en el que cada jugador sabe perfectamente cuál es su función.

Este Zamora tiene una mina de oro en las inmediaciones del área, por donde suelen merodear Carlos Ramos, Dani Hernández o antes Juanan, para aprovechar cualquier balón perdido en segundas jugadas y darle el billete a la red.

Movilla: “Hicimos un partido más práctico que otra cosa”

Ayer el que se apuntó fue Escudero que olvidó por un momento su cadencia a vivir en el área, para lanzar un disparo que se coló teledirigido por la escuadra izquierda del Guijuelo. Otro golazo que no desmereció para nada del que firmó días antes Carlos Ramos. Puro espectáculo en cuentagotas porque a partir de ese momento, el Zamora se vistió su mono de faena y todos sus hombres supieron sin que nadie se lo explicase que tocaba hacer valer el enorme valor del gol que habían marcado. Y más frente a un Guijuelo que, para nada, hace honor al lugar que ocupa en la clasificación, como ya nos demostró en las dos ocasiones que visitó el Ruta de la Plata en los últimos meses.

El Zamora había pegado primero contra un rival que se le asemeja bastante, que le gusta tocar el balón, que tiene calidad delante y oficio atrás, pero que no sabe qué hacer con el balón dentro del área contraria. Sí dominan ambos rivales las jugadas a balón parado, como lo demostró Piña en la primera parte peinando una falta lateral, o Pino, en la segunda, enviando la larguero, también de un testarazo, el balón en un córner.

En el bando rojiblanco, los esfuerzos atacantes, siempre escasos, llegaron por ambas bandas con el habitual peligro que siempre crea Escudero y las buenas maneras que poco a poco va adquiriendo el joven Romero; pero la asignatura pendiente sigue estando en la punta de la vanguardia donde Coscia casi pasó desapercibido contra Unionistas y ayer su mejor acción llegó en un disparo lejano, aunque hay que reconocer el incansable trabajo que realiza el delantero gaucho.

Fue pues un partido feo, a lo que contribuyó además el interminable baile de cambios que permite la nueva normativa, y que acaba desvirtuando las segundas partes de los partidos en las que casi no se pueden mantener un ritmo de juego constante con tanto parón. Y eso ocurrió ayer, aunque el gran beneficiado era el Zamora que jugaba con el reloj a su favor.

Aún así en la recta final, el equipo charro fue capaz de mostrar el buen juego que es capaz de realizar cuando decide darle un buen trato al balón. El Zamora lo pasó mal entonces, pero el peligro nunca fue real incluso en los siete minutos de descuento cuando los salmantinos encerraron al Zamora en su área.

Resistió el equipo de Doña Urraca que ayer volvió a instalar las Peñas de Santa Marta en torno al área para demostrar que es un equipo de fiar y un rival al que ya nadie desprecia por ser un recién llegado a la categoría.

Restan sólo tres partidos para finalizar esta primera parte de la temporada en los que, a poco que se sume, podrá alcanzarse el reto de jugar el play off de ascenso, de acercarse una vez más a la Segunda División como en aquellos tiempos de Castellón, o de Vallecas donde se escapó el ascenso por muy poco,