acaba el partido, el marcador refleja un contundente 6-1 y las celebraciones se desatan sobre el césped. Es lógico, los jugadores tienen el derecho (y casi la obligación) de festejar un resultado de esas características y ojalá todo pasara por sumar tres puntos cada semana (eso era lo que sucedía hace ya demasiado tiempo) pero lamentablemente la realidad del Zamora C. F. es mucho más peliaguda.

Al aumento de deuda año tras año, la brecha abierta con responsables de la cantera y la marcha del tesorero, se unió este sábado la dimisión de los responsables de los servicios médicos, una decisión que toman por discrepancias con la gestión llevada a cabo por el presidente. Mientras, Segismundo Ferrero se mantiene al frente de un proyecto al que ya le quedan pocas salidas, aunque quiero pensar que aún tiene solución.

Ahogados por la situación financiera, los directivos tienen cada vez menos margen de maniobra, aunque la postura en muchos casos para salir del paso está siendo la misma: no pagar. Eso hacen de forma absolutamente bochornosa con los trabajadores, a los que les adeudan muchos meses, mientras piden y agradecen la paciencia de los proveedores que estoicamente esperan su momento para recibir lo que es suyo, aunque entiendo que todo tendrá un límite.

La pregunta que muchos nos hacemos es ¿hasta cuándo se va a poder estirar este chicle?

No seré yo quien pida la dimisión del presidente, pero sí le invito a que reflexione y piense si verdaderamente se ve capaz de sacar esto adelante, si cree que él es capaz de reconducir una situación que hace muchos meses avanza sin miramientos hacia el abismo. Entiendo que se verá capacitado para todo ello cuando sigue en el cargo, pero la realidad es que cuando cogió el club hace tres años la deuda era menor a la actual y el primer equipo estaba en Segunda División B, solo dos ejemplos de cómo han cambiado las cosas aunque esas son solo las cuestiones más visibles y los problemas son bastante más profundos. Hay un desapego absoluto hacia la entidad rojiblanca de la que él también es responsable, y un sentimiento descorazonador de que en breve se apagará la luz de forma definitiva.

No me valen esas frases mirando al pasado sobre que antes había dinero, antes había más apoyos? insisto en que nadie invitó ni obligó al presidente a presentarse ni nadie lo obliga permanecer en el cargo. Lo que sí es una evidencia es que estar tres años en estas circunstancias en el que cada día aparece una fuga de agua no es dar estabilidad sino más bien todo lo contrario. No sé el tiempo de vida que le queda al Zamora C. F., ni si hay ya tiempo de reacción, pero se deberían agotar todas las vías antes de darlo por muerto y, por desgracia, ya quedan pocas.

La última vez que se pidió a la directiva que tomara decisiones, que moviera ficha, la desidia o convencimiento de que estaban en posesión de la verdad acabó con el equipo en el pozo de Tercera División. Solo espero que en esta ocasión pongan freno antes de que el Zamora C. F. reciba el KO definitivo.