La permanencia en Segunda B pende de un hilo. El Zamora CF continúa su caída hacia Tercera, un descenso que desde ayer se ve un poco más cerca y es que la derrota ante el Sporting B obliga al equipo a sumar los nueve puntos que restan para que termine la temporada. Lo de ayer fue un nuevo golpe, casi mortal, para una plantilla que se presentaba en las instalaciones de Mareo plagada de necesidades pero no supo trasladarlas al marcador, sino más bien todo lo contrario. La primera parte podría describirse de digna y decente con un equipo que tuvo el balón, tal y como estaba previsto, pero cuyas opciones de ver portería fueron muy contadas, en concreto tres de Arkaitz, Kurbus y de Prada pero, una vez más, se dejó todo para una segunda parte en la que no se estuvo a la altura de las circunstancias. De hecho, en 45 minutos se vio una sola ocasión, ya por detrás en el marcador, mientras que el Sporting B dominó y manejó el partido a su antojo para quedarse con el triunfo sin hacer demasiado. Aguirre Aguirre sorprendió con su once inicial y es que revolucionó el equipo dejando en el banquillo a Miguel, Aarón y Gavilán, tres hombres que se presuponían titulares y esperaron su oportunidad junto a Mut y el juvenil Tomás que sí pudo debutar, ya en el añadido, cuando todo estaba dicho, y su aportación fue testimonial.

Fue, sin duda, una revolución sorprendente a estas alturas de Liga pero con la que había que tratar de pelear por unos puntos que nunca llegaron.

El encuentro tuvo un inicio igualado con dos equipos que no querían cometer errores y es que, sin ser igual la necesidad, ambos se jugaban tres puntos importantes para sus intereses. Poco a poco llegaron las primeras aproximaciones aunque no demasiado claras y los porteros apenas tuvieron trabajo en el primer cuarto de hora, y el Zamora inauguró la estadística con una disparo de Cristian que se fue fuera.

La primera gran opción fue de los rojiblancos y tuvo a Arkaitz como protagonista que recibió un balón y disparó a la media vuelta y a bocajarro, pero el meta envió a córner. El Zamora CF trataba de sumar metros ante un filial que parecía esperar su oportunidad y es que, en principio, el empate no iba mal para su objetivo de permanencia que tenían a tiro de piedra pero lo de los rojiblancos era urgencia. Con un centro del campo muy arbolado, y con Álvaro y Prada subiendo la banda una y otra vez, los rojiblancos intentaban crear pero los defensas locales desbarataban las llegadas al área, que sí es cierto que se produjeron aunque sin verdadero peligro. Con este panorama, en el que estaba claro que hacía falta una marcha más, se llegó a la media hora de juego entre dos plantillas que apenas habían aparecido en ataque, con una ocasión real para cada uno ya que a la que tuvo Arkaitz se sumó un cabezazo del local Mendi que se fue alta por centímetros.

En la recta final del primer acto, y tras un nuevo testarazo del sportinguista Mendi, el Zamora mostró garra. Primero fue Dejan Kurbus quien pudo sorprender tras una falta lateral, pero el esloveno no remató con fuerza y el balón se fue por línea de fondo. Poco después el gol lo tuvo Prada, tras un rechace, pero el berciano estrelló el balón contra el larguero que evitó que el Zamora se adelantara antes de llegar al descanso. El resultado no estaba respondiendo a las expectativas y es que debía primar la urgencia zamorana sobre cualquier otra cosa.

Después de una primera parte aceptable, la segunda mitad no empezó con buenas sensaciones y no solo por la ocasión que tuvo el rival Jaime nada más comenzar sino porque se vio a un plantel local más intenso. Por desgracia esas impresiones se cumplieron a los siete minutos de la reanudación cuando en una falta en contra que botó Guille, el balón dio en un defensa y se coló en la portería sin que Garabato pudiera hacer nada por evitarlo. Quedaba mucho, mucho, mucho por delante y no era el momento de bajar los brazos. El Zamora debía ir a por todas y sin complejos pero tenía que recomponerse antes de que fuera tarde y es que de nuevo Jaime tuvo el segundo pero afortunadamente se fue fuera. Los rojiblancos necesitaban sacudirse miedos y viendo que el partido se les iba, Aguirre dio entrada a Gavilán aunque todavía quedaban naves ofensivas en el banquillo como Aarón y Sergi Mut. Sin embargo, eran los asturianos los que manejaban el partido a su antojo ante unos rojiblancos hundidos y fundidos físicamente. Ese cansancio pasaba factura en el juego colectivo y no llegaban balones arriba para probar a Dennis, y es que lo más destacado llegó en el minuto 81 con un disparo alto y desviado de Gavilán. Estaba siendo una segunda mitad insuficiente y más aún teniendo en cuenta lo que había en juego, el futuro de un club que lleva 16 años en Segunda B y que camina sin freno al descenso. En estos últimos compases sí se tuvieron opciones, la mejor llegó con una embestida de Arkaitz, que rechazó el portero y el balón le fue a Carlos de la Nava que, con el portero en el suelo, envió fuera.

El partido moría y con él muchas opciones de salvación pero todavía el Sporting B iba a poner la puntilla. Cuando el Zamora estaba volcado en busca de al menos un punto, los locales sentenciaron en una contra que culminó el juvenil Pablo Fernández, ya en tiempo de añadido. Hundidos y cabizbajos, los rojiblancos asumieron esta derrota sabiendo que ahora mismo ya no tienen margen de error y es que los resultados le colocan décimo octavos en la tabla a falta de solo tres jornadas. No obstante y aunque el Lealtad adelantó a los rojiblancos, la derrota del Astorga en Avilés deja al Zamora a dos puntos de la permanencia.

Al menos, un consuelo porque pudo ser peor, mucho peor.