Roberto Aguirre fue ratificado ayer como entrenador del Zamora CF. Así lo anunció la directiva rojiblanca después de mantener una reunión de más de hora y media con el técnico y conocer su opinión sobre el complicado panorama que atraviesa el equipo, situado ahora mismo en puestos de descenso directo con 36 puntos y a dos de la permanencia cuando solo restan cuatro partidos para que acabe la Liga regular. Preocupados por el panorama y por la posibilidad de perder la categoría los mandatarios citaron al entrenador asturiano a primera hora de la mañana en las oficinas del club y una vez allí las partes analizaron la realidad de la plantilla y las opciones de salvación, y es que el equipo ha sumado diez puntos de los últimos 48 puestos en juego lo que demuestra la mala dinámica en la que se encuentra inmerso.

Al final, los directivos apostaron por la continuidad del míster al que vieron "totalmente convencido de que el equipo se va a salvar". "Nos ha explicado cómo ve él la situación. Nos ha dicho que nunca ha descendido a ningún equipo y que se ve con fuerza y capacitado para sacar la situación adelante". Así lo ha asegurado el presidente del Zamora CF, Segismundo Ferrero, a LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA y ha subrayado que en este momento la confianza en el cuerpo técnico y la plantilla es máxima. "Nos ha transmitido tranquilidad y que son capaces de salvarse. Confiamos en que así sea, y así va a ser", añadió. Con esta decisión de la planta noble se zanja, por ahora, un debate que existe en la calle y que se vio reflejado en el encuentro frente al Real Oviedo (1-4), cuando se escucharon gritos desde la grada contra Aguirre y el propio Ferrero, a los que pidieron la dimisión, pero la junta directiva ha decidido cerrar filas aunque, eso sí, el futuro también dependerá de lo que suceda en Gijón el próximo domingo en lo que se prevé un duelo vital para el futuro de la entidad.

La situación, por tanto, no es nada halagüeña y Segismundo Ferrero admite que hay una preocupación por lo que está sucediendo con el equipo y con el cambio experimentado entre la primera vuelta, que terminaron con 26 puntos, y la segunda en la que solo han sumado 10. No obstante, el máximo responsable del club dejó claro que no tiene miedo ya que "no es buen compañero y yo me crezco ante la adversidad" aunque sí es consciente del bajón experimentado por los jugadores desde el mes de enero y es lo que hay que solucionar. "El equipo da la sensación de estar como frenado, quizá por la tensión y la presión que tienen. No es a lo que nos tenía acostumbrados y un ejemplo son las diferencias que se vieron ante el Real Oviedo entre el partido de ida y el del pasado domingo".

Llegados a este punto, con cuatro jornadas por delante y con el entrenador ratificado en su puesto, Ferrero pidió la unidad de todos para lograr la permanencia y reiteró que "todo el mundo este club está comprometido".

Por último, también se refirió a las voces que pidieron su marcha y la del entrenador el pasado domingo desde la grada y el presidente aseguró que les entiende. "Es comprensible porque quieren la salvación, como la queremos nosotros. Que los aficionados se manifiesten es algo normal y sabíamos que esto no iba a ser fácil, que no era un camino de rosas", comentó al tiempo que reconocía que "el año pasado fue dulce pero ahora es un trago amargo pero lo más importante es mantenernos en Segunda División B", concluyó.