Ha comenzado una nueva semana y la situación del Zamora CF se vuelve cada vez más crítica. Un mal partido, una pésima imagen ante el Real Oviedo llevó a una parte de la afición a pedir la dimisión del entrenador y del presidente, pero esos gritos no vinieron motivados por estos últimos noventa minutos sino por un 2015 que parece una película de terror. Sin embargo, a mí no me preocupa que los socios reclamen cambios porque eso significa que el club aún está vivo y despierta sentimientos, lo que realmente me inquieta son los aficionados que abandonaron el Ruta de la Plata cabizbajos, avergonzados de lo que acababan de presenciar y convencidos de que están asistiendo a los últimos encuentros de su equipo en Segunda División B. Entiendo ese sentimiento y el domingo presencié una imagen absolutamente desoladora. Un pequeño socio terminó el encuentro entre lágrimas, llorando sin consuelo porque los jugadores a los que anima sin cesar en cada partido (y doy fe de ello) están rumbo a la Tercera División y no solo ellos sino todo lo que les rodea, también la ciudad y la provincia porque el Zamora CF no es potestad de unos pocos que están de paso en el club, el Zamora CF es algo de toda la sociedad y eso se demostró también el domingo con la visita de miles de aficionados del Real Oviedo que dieron ambiente y vida a la capital, porque eso también es fútbol y no puede perderse.

Son 16 años en Segunda División B. Pueden parecer pocos pero no lo son y ahora no se puede echar por tierra todo lo realizado. Costó mucho que el Zamora CF fuera un equipo puntero en la categoría de bronce, costó mucho hacerse un sitio y un nombre en la categoría, y todo eso ahora no se puede olvidar y mucho menos tratar de minimizar el desastre que sería caer a Tercera, si es que, además, no supone la desaparición total. Por eso hace falta hacer algo ya. El tiempo se agota y la gran pregunta es, si se desciende ¿quién se quedará defendiendo la camiseta rojiblanca?

Quedan cuatro partidos ante rivales que no son el Real Oviedo, sino que son asequibles, pero no se puede salir al terreno de juego amedrentado y con complejos, sino todo lo contrario. Ahora mismo se necesita pundonor y valentía porque es con garra como se salvan estas situaciones. Por eso, si alguien no se ve capacitado para hacerlo, si alguien no está motivado y cree que no va a poder dar el 200% en estos cuatro partidos, si alguien no se va a dejar el alma, que nos haga un favor a todos y levante la mano para apartarse que, de verdad, no pasa nada, que aquí lo que importa es el club y no las personas.

Ahora no valen lamentos, ahora no valen lloros, ahora no vale pensar en qué hubiera pasado. Ahora hay que salir a comerse al rival y hacerlo desde el primer minuto porque, sinceramente, no se puede esperar más. Lo dicho, el tiempo se agota y se necesita un cambio ya, y de 180 grados.