Pasan las horas y tengo la misma sensación de tristeza, desazón, rabia... El Zamora CF continúa con su penitencia, con su calvario y las miradas de muchos se dirigen en primer lugar hacia los árbitros. Esta parte no sé si me hace gracia o aumenta mi pena. Pensar que hay una especie de conspiración judeo-masónica para que el Zamora CF pierda la categoría no es propio de un club grande, ni de una plantilla luchadora, sino más bien de todo lo contrario. Es de quien trata de buscar excusas para no admitir que algo está mal, muy mal, y eso es lo que hay que enmendar. Después de ver las imágenes una y otra vez me sigue pareciendo que el gol de Cristian es en fuera de juego y que la defensa del córner (inexistente) es absolutamente desastrosa, y fue ahí cuando el punto que hubiese servido para mantener el tipo (pero no para dejar atrás los problemas) se escapó de forma irremediable. También es cierto que por más que reviso mis notas desde el minuto 71 hasta el final del encuentro no tengo apuntada ni una sola ocasión del Zamora, ni una, y así, que yo sepa, es muy difícil ganar un partido, pero todo eso ya da igual porque por ahora no podemos viajar al pasado. La realidad es que el equipo vuelve a estar en promoción, empatado con el descenso, y después de tantos meses me pueden contar lo que quieran pero lo cierto es que no se está en esta situación por las decisiones arbitrales sino por deméritos propios y de ahí ya no me mueve nadie.

Yo no voy a buscar disculpas, no voy a pensar en el que hubiera pasado. Voy a centrarme en que quedan seis partidos y el margen de error ya es nulo, y eso se debería pensar también en el Ruta de la Plata porque todo lo que sea lamentarse por el pasado restará tiempo para idear cómo salir de este panorama más que complicado, y me canso, me canso mucho.

También me hace gracia (más bien pena) que, además de en los árbitros, haya quien busque culpables en otros sectores, fuera de los muros rojiblancos, y se permitan el lujo no solo insinuar sino directamente de culpabilizar de esta situación a quien no tiene potestad para tomar decisiones, a quien no forma parte del organigrama del club, a quien no está en plantilla, y así vamos mal. Los únicos responsables de lo que pasa en el Zamora CF son los que conforman el club, desde la planta noble hasta el vestuario, así que ya está bien de que algunos señalen a los demás. En lo único que estamos todos de acuerdo es en que queremos que el equipo se salve y olvidar esta horrible segunda vuelta pero en mi mano, como periodista, no está la permanencia por más que alabe, critique, grite o me quede callada. Ese trabajo es de otros porque aquí hay mucho juego, más de lo que algunos parecen entender. Lo que sí que creo es que hay equipo para permanecer y que no se deberían estar pasando estos apuros. Y sobre todo pienso que los problemas y las soluciones están dentro, y hay que encontrarlas. Basta ya.