En esta época del año es fácil hacer la lista de propósitos y escribir la carta a los Reyes Magos. Prometer y pedir siempre ha sido más sencillo que cumplir y ofrecer, pero es en este segundo concepto en el que se debe centrar, a mi juicio, el Zamora CF. Ha pasado media temporada y la situación económica es cada vez más peliaguda. Algo hay que cambiar y como los experimentos con gaseosa siempre son peligrosos (a las pruebas me remito), desde aquí invito a la directiva a la reflexión y a la autocrítica. Sé que es difícil pero hay que hacerlo.

Mucho se ha hablado durante tiempo de conceptos como austeridad, ahorro, contención... pero a la hora de la verdad, con los números delante, nada de nada. Para muestra tenemos la asamblea de socios a la que asistimos el pasado 21 de diciembre.

Puedo entender partidas destinadas las nóminas de jugadores, cuerpo técnico y trabajadores, con mucho esfuerzo puedo aceptar el gasto en desplazamientos (aunque no me parece normal que en las circunstancias en las que estamos se pernocte en Asturias) pero hay un punto que no puedo comprender y es, además, el que desbarata todo el presupuesto: el merchandising.

Más de 100.000 euros en el apartado de gastos en un punto absolutamente innecesario. Estoy a favor de agasajar a los socios y puede que regalar camisetas sea una idea estupenda, pero en otro momento, muy alejado del actual. El primer motivo es que nadie se va a hacer socio por una camiseta y el Zamora CF ha invertido 37.700 euros en este regalo (y que se restan a lo ingresado en la campaña de socios) que no ha tenido una respuesta positiva y es que ni siquiera se han igualado los números de la pasada campaña. ¿El motivo? Eso es lo que tendrían que intentar averiguar.

El cambio de marca deportiva no sé si es bueno, malo o regular pero en este caso se triplican los desembolsos en equipaciones y, después, aparece la venta de productos. El club ha pedido 65.500 euros en ropa deportiva y enseres para su venta y espera ingresar por su venta 144.000 euros, una cifra que saben de sobra que es imposible de alcanzar pero que sirvió para cuadrar gastos e ingresos, ni más ni menos.

Ante este panorama y previendo que la deuda se puede disparar y dejar al club herido de muerte, hay dos opciones: pedir a los socios que compren mucho, mucho merchandising o volver a la sensatez. Vuelvo a apostar por lo segundo. El Zamora CF no es un club de Primera, es un club de Segunda B que aspira a crecer pero para eso debe volver a asentar unos cimientos que ahora mismo están en arenas movedizas.

Para recuperar la estabilidad y asegurar el futuro se debe reconducir la parcela económica y desde luego no se puede ir todos los meses a pedir a las instituciones públicas y lanzar órdagos cuando no tienes un as en la manga. Los faroles, para la feria, pero no cuando estás jugando con un club que ni siquiera es tuyo.

No soy economista ni empresaria, pero sé sumar y si las cuentas no cuadran algo va muy muy mal.

Jamás he pensado que se ha actuado de mala fe porque las buenas intenciones se presuponen, pero más que iniciar guerras y buscar enemigos que los directivos piensen qué ha pasado para llegar a esta situación y que pongan vías para enmendarla sin que paguen justos por pecadores.

¿Por qué se van los socios? ¿Por qué sus iniciativas no tienen la respuesta que esperan? ¿Por qué muchos han perdido la ilusión? ¿Por qué el presupuesto no convence? Quizá, si trataran de encontrar la respuesta a estas preguntas hallarían el camino y puede que simplemente sea actuar según la realidad en la que se vive.

Menos mal que en el campo el equipo está cumpliendo y los apuros de las primeras jornadas se dejaron atrás aunque, ahora bien, habrá que confiar en que la inestabilidad financiera no afecte al terreno de juego.