Aquella tarde, la última, Raquel los llamó. "Estaba normal". Se puso Luis. Quedó en ir un poco más tarde para tomar café con ellos. "No llegó nunca". Días después, la investigación desveló que aquella llamada se hizo con un teléfono que no era el suyo y desde un descampado. Allí fueron todos. Encontraron una casa abandonada, una habitación quemada y silencio. Desde aquel día, no hay más.

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