Cada desbordamiento de lava que se produce en la ladera junto al cono secundario del volcán de La Palma atrae la vigilancia. Esos voluminosos aportes de material pueden incentivar el ensanchamiento de la colada situada más al norte, la que pone en riesgo las viviendas de La Laguna. Aunque, por el momento, la lava no se desvía y sigue el camino ya trazado recorriendo, en las zonas de mayor pendiente, tres metros por minuto. En el otro extremo, aparecía durante la mañana una nueva corriente que se dirige hacia Las Manchas, embravecida por la efusividad del volcán y en un área donde, además, el terreno se ha elevado seis centímetros. Al recorrer los caminos del sur todavía aparecen enormes piedras que finalizan su recorrido fluyendo desde el punto más alto. Y en la parte central los frentes enrojecidos resaltan sobre las primeras coladas que originó la erupción. El volcán no le da tregua a ninguno de sus flancos.