Durante años ha sido el caso de mafia policial y corrupción más sonado de Baleares. Y la investigación apuntaba al conocidísimo empresario de la noche, Bartolomé Cursach, como el cerebro de esa trama. Se le acusó de sobornar con fiestas privadas a policías locales y a políticos para que arruinaran a su competencia. Esta extorsión hacía que muchos empresarios cerraran sus discotecas que Cursach, supuestamente, compraba después a precio de saldo.