Carmen tenia 60 años y su marido, tres años mayor, utilizó la escopeta de caza para matarla antes de dispararse a sí mismo en su domicilio de Sevilla. Fue una de sus hijas, con una peluquería muy cerca, quien encontró los cadáveres cuando fue a la casa, alarmada porque su madre no contestaba a sus llamadas. Carmen no denunció, como la mayoría de las otras 30 mujerers asesinadas este año. Con el nuevo protocolo en vigor se podrá proteger a las víctimas aún sin su denuncia, porque los agentes de Policía valorarán el riesgo de ser agredidas, fijándose en detalles como si la mujer tiene secuelas físicas, psicológicas, si hay daños materiales en el lugar donde ha ocurrido el incidente por el que han acudido y preguntando en su entorno.