La huida de Abouyaqoub dura cuatro días más. Hasta que varios testigos lo sitúan a 50 kilómetros de Barcelona. Dos agentes dan con él en un camino forestal de Subirats. Uno de los mossos asegura que “empezó a correr hacia nosotros y gritaba allahuakbar. Le indicamos que alto, al suelo y seguía y corría con la mano izquierda en alto como con escudo. Seguía corriendo y le disparamos. Y seguía a 10-12 metros se cayó. Se volvió a levantar y siguió corriendo y le disparé. Me di cuenta que estaba con las dos rodillas en el suelo y se hizo un silencio inmenso y solo esperaba que soltase el detonador y muriésemos. Yo estaba de rodillas y no podía levantarme. Ahí me derrumbé y quedé en shock”. Los agentes aseguran que aún tienen pesadillas recordando aquella escena.