Es la última imagen que tenemos del Rey emérito, bajando de un avión en Emiratos Árabes. Allí buscó refugio a principios de agosto; puso tierra de por medio presionado por la investigación que la Fiscalía del Supremo había abierto contra él dos meses antes. Una investigación que, según avanza hoy el diario El Confidencial, quedará previsiblemente archivada. Durante su reinado, Don Juan Carlos pudo haber incurrido en conductas que justificarían un enjuiciamiento penal y una sentencia condenatoria, pero el Ministerio Fiscal no interpondrá una querella criminal contra él ante el Alto Tribunal. Le salva la inviolabilidad de la que gozó mientras estuvo al frente de la Jefatura del Estado. Una protección que perdió tras su abdicación en 2014, aunque en esta etapa no se han detectado ya indicios delictivos. Un respiro quizá para el monarca, que no se librará sin embargo de escuchar el informe que elabora ya la Fiscalía, que se hará público a finales de año y que podría detallar todos los episodios que justificarían la apertura de un proceso judicial contra él.