En Aranda de Duero, en Burgos, apenas se escucha el murmullo de los pocos que andan por la calle. El municipio parece haberse anticipado al confinamiento de dos semanas. Se aconseja salir de casa solo para lo necesario, pero nadie podrá entrar ni salir de la localidad sin causa justificada. Restricción que dejará terrazas sin clientes. Pesimismo que se contagia a quienes viven del turismo. Presagio que llevaba días rondando la zona. En la última semana se han detectado 230 casos. Y se ha desencadenado una transmisión comunitaria. Casi todos los afectados son asintomáticos y con una edad media de 35 años. Y para volver a la nueva normalidad deben remar todos juntos.