Mallorca se hundía, literalmente. La lluvia y el granizo anegaba tiendas. El pánico se desataba dentro y fuera de los negocios. La fuerza del temporal destruía playas, como la de Portocolom. En Selva y Caimari están desbordados. Ayer el infierno, y hoy el cielo despejado pero con devastadoras consecuencias: carreteras cortadas, árboles caídos y 59 colegios cerrados. Una resaca que deja hoy a 18.000 alumnos sin clases.