Los bomberos de Kiev sacan su artillería pesada para combatir el fuego que calcina estas viviendas llenas de civiles que decidieron quedarse en este vecindario del norte de la ciudad convertido por los proyectiles rusos en una trinchera. Primer rescate en llamas. Por las ventanas ennegrecidas sacan a los heridos. Muchos son pensionistas. Hay prisa pero el gemido doliente de esta mujer ralentiza el rescate. Son estas muestras de afecto de los bomberos ucranianos las que ponen ese extra de humanidad a estas horas sombrías. El beso a la mujer que se aferra a su cuello, envolver el cuerpo que ha quedado en mitad de la calle... Porque la crudeza de la invasión no cesa. Los restos de un misil ruso interceptado impactan de lleno en este otro barrio de Kiev destrozando un autobús, sepultando bajo los escombros a una mujer y causando varios heridos que caminan aturdidos. El Ejército ruso deja claro con estas acciones que intenta establecer su posición en la capital donde aún resisten más de un millón y medio de personas que ven que muy cerca, en Bucha, a los muertos se les entierra en fosas comunes.