Ni la movilización, ni la represión tienen precedentes. Nunca antes Bielorrusia se había echado de este modo a la calle. Tampoco habíamos asistido jamás a semejante respuesta de las fuerzas de seguridad. Se sienten engañados. Lukashenko, conocido como "el último dictador de Europa", se aferra al poder entre acusaciones de amaño electoral. Los manifestantes se niegan a seguir viviendo sin libertades bajo el mando de un Ejecutivo que ha ignorado además la pandemia del coronavirus. Lukashenko se hace con su sexto mandato presidencial, imponiéndose a una candidata sorpresa que había logrado un apoyo insólito.