El coche fúnebre llegaba sepultado por una montaña de ropa. Nicolás Maduro, enfundado en su chándal con la bandera venezolana, dirigía la entrada del ataúd en la Academia Militar. El trasiego de gente ante su féretro semidescubierto ha sido imparable. Las cámaras, eso sí, no han enfocado en ningún momento su rostro. Hacer fotos está prohibido. Pero los medios venezolanos le describen vestido como en esta imagen, con su traje militar y una boina roja y dicen, con el rostro sereno. Ante el féretro han pasado sus hijos y también su madre y hermanos. El jefe de la guardia presidencial estuvo con él hasta el final. José Ornella asegura que estas fueron sus últimas palabras: "Yo no quiero morir. por favor, no me dejen morir".