El ladrón activó primero varias veces la alarma de la Galería Nacional, entonces en reformas. Entró cuando los guardias estaban distraídos y en siete minutos robó cuatro pinturas, aunque finalmente se llevó a casa dos. Las mantuvo escondidas primero en su cuarto de baño. Luego las llevó a este barranco rodeado de vegetación en Attica.