Ocurrió lo que se temía. El último molino de Villamor de Cadozos no aguantó el embate de los aguaceros del otoño y ha terminado por desmoronarse, desde el tejado hasta gran parte de la construcción de piedra. El derrumbe del molino Matarranas descubre además las entrañas del fabuloso ingenio hidráulico la aceña conservaba prácticamente intacto gracias al trabajo de su último molinero, Alonso García.

Esta icónica edificación de Villamor de Cadozos se suma a la larga nómina de construcciones tradicionales que han desaparecido o quedado reducidas a una pila de rocas.