Christian, un joven solitario y tímido, comienza a trabajar en un gran supermercado. Bruno, el de las bebidas del pasillo, lo acoge bajo su tutela y rápidamente se convierten en amigos. Bruno le enseña a Christian cómo desenvolverse en ese laberinto lleno de estanterías y cajas. Justo al lado trabaja Marion, la chica de los dulces, y Christian se enamora inmediatamente de su misterioso encanto. La máquina de café se convierte en su lugar de encuentro y los dos comienzan a conocerse. Pero Marion está casada y los sentimientos de Christian por ella parece que no son correspondidos.