Al Klein dirige un concesionario de coches de segunda mano con su amigo Ash Martini mientras trata de superar que su esposa lo dejara, hace años, por un hombre mucho más exitoso. Además, se arrepiente de no haber pasado más tiempo con su hijo Freddy, por lo que está encantado de que el chico haya decidido renunciar a la universidad para poder vender coches con él. Y será aún más feliz cuando Freddy se mude a vivir con él. Pero lo que es bueno para Klein podría no ser lo mejor para Freddy, y esto podría hacer que Klein se topase con una decisión difícil de tomar.