Google, después de conquistar diferentes mercados y ser uno de los grandes trasatlánticos en Internet, se embarca ahora en la industria de los videojuegos, un negocio que mueve más de 130.000 millones de dólares anualmente en todo el mundo.

Será mañana, 6 de junio, cuando Google anuncie toda la información al respecto de su plataforma de videojuegos Stadia. La compañía ha aprovechado la semana anterior al E3, la feria de videojuegos más grande del planeta, para desvelar una información que se prevé crucial.

A pesar de que mañana se despejen más dudas, el pasado mes de marzo, la empresa estadounidense, ya informó sobre sus planes en la presentación de Stadia, un servicio de 'streaming' de videojuegos por medio de la nube. Tal y como informa Google, este lanzamiento permitirá jugar en cualquier plataforma que disponga de Google Chrome. Según informó el CEO de la compañía Sundar Pichai, la plataforma ofrecerá juegos bajo demanda y permitirá jugar a videojuegos de forma inmediata y sin esperas. No hará falta actualizaciones ni descargas que pongan a prueba las ansias por devorar un videojuego de los usuarios.

Podrán disfrutar de este nuevo servicio tanto los jugadores de videoconsolas como Play Station o Xbox, como los usuarios de teléfonos móviles, tabletas, ordenadores portátiles, etc. Muchos han definido la plataforma como una especie de Netlix, pero de videojuegos, ya que los juegos se encuentran en unos servidores de Internet.

Este nuevo soporte contará también con un mando propio, similar al de otras videoconsolas, llamado Stadia Controler. El aparato necesitará una red WiFi para conectarse con la plataforma.

Hasta el momento, no se conoce el modelo de negocio que planea Google ni el catálogo de juegos que compondrán este nuevo soporte, para eso puede que haya que esperar hasta mañana. Aunque, algunos sugieren que podría ser una especie de alquiler, en el que pagando al mes, se podría acceder al contenido completo. De igual manera funcionan otras plataformas, como Netflix, Spotify o HBO. Pero, de momento, son conjeturas, pues no hay ninguna información oficial. Lo que sí parece claro es que puede suponer una revolución en la industria, que modificaría drásticamente la forma de consumo conocida hasta ahora.