No debemos demonizar a las pantallas. En esta pandemia nos han salvado de más de una y es que hemos aumentado el tiempo de permanencia frente a ellas durante el confinamiento, pero también con el teletrabajo y las clases 'on line' de nuestros hijos. No obstante, pueden convertirse en un arma de doble filo y en una fuente de problemas si no enseñamos a nuestros hijos a gestionarlas y a autocontrolarse en el uso de las mismas.

En el caso concreto de los adolescentes, la psicóloga Alicia Banderas subraya durante una entrevista con Infosalus que las redes sociales son un arma muy valiosa a la hora de combatir la soledad, ya que les permite contactar con sus amigos, saciar esa pertenencia al grupo y el sentirse aceptados. A su vez, dice que a través de ellas pueden expresarse, pero también pueden adquirir conocimientos, o bien apasionarse por temas.

"Eso sí, las pantallas y las redes sociales también tienen riesgos que no vemos, porque una pantalla es una ventana abierta al mundo donde se pueden colar muchos contenidos y personas", advierte Banderas con motivo de la publicación de su último libro 'Habla con ellos de pantallas y redes sociales' (Lunwerg).

Por ello, esta psicóloga y psicoterapeuta aboga por la educación digital, por aportar a nuestros hijos de buenas herramientas para enfrentarse a las mismas. "Igual que no les dejamos cocinar solos, primero les enseñamos y lo hacen con nosotros, deberíamos hacer lo mismo con el empleo de las redes sociales y las pantallas. En su primera relación sexual tú no vas a estar ahí, pero tú sí que le has transmitido previamente una serie de valores o pautas que aplicará cuando se enfrente a esa situación. Aquí es lo mismo, y la mayor parte del tiempo lo pasarán solos", subraya.

Así, Alicia Banderas explica que los adolescentes mantienen hoy en día una relación tan estrecha con las pantallas porque es el hábitat donde ellos pueden hablar de lo que quieren, de sus propios intereses, con inmediatez, realizar cualquier actividad, combatir la soledad y el aburrimiento.

Además, en ella pueden adquirir múltiples identidades, como si de un baile de máscaras se tratara bajo el anonimato que favorecen, y dice que para los jóvenes es muy fácil decirle a alguien que le gusta a través de las redes o por el contrario criticarle. Eso sí, alerta de que esto entraña unos riesgos porque, entre otros puntos, los adolescentes de esta manera no unifican su identidad, y puede llegar un momento donde todo dependa de la aprobación de los demás, de los 'likes' que sumen, llegando a minar su autoestima.

"Ese narcisismo y la popularidad que ansían la tienen de forma directa. Uno de los riesgos de expresarse por la Red son las críticas feroces que dañan a la persona, como puede ocurrir con el ciberbullying, con un fotomontaje o meme, o cuando se crea un perfil falso de alguien, se propagan rumores con comentarios vejatorios o humillantes. Por eso debemos entrenar a nuestros hijos para educarles en la empatía, en cómo se quieren expresar, y por eso tenemos que acompañarles en ese proceso, qué cosas pueden ser válidas, cuáles pueden dañar", agrega.

Por otro lado, alerta del crecimiento de los desafíos en la Red, dado que recientemente ha muerto una joven en Italia de 10 años con el cinturón de un albornoz al querer cumplir un reto. "Hay retos peligrosos porque hay gente que se comporta muy mal y hay desafíos que los chavales a veces normalizan. Se debe insistir en cuál es el límite del autocuidado para que no se dañen a sí mismos", insiste Banderas.

Habla también del 'sharenting' o el compartir fotos de nuestros hijos, algo que muchas veces hacemos desde que contamos con su primera ecografía. "Los adultos somos el espejo y debemos dar ejemplo. Igual para nosotros mostrar una foto de nuestros hijos con actitud graciosa nos vale, pero no miras por la reputación digital de tu hijo, o si le podría avergonzar esa foto. Les decimos que se autocontrolen pero a veces nosotros no lo hacemos. Por eso invito a los padres a que hagan un chequeo de sus redes sociales y con el hijo revisen lo publicado. Lo que se publica siempre queda", añade.

Asimismo, siempre alerta a los adolescentes de que el mejor sexting con sus parejas es no hacerlo (compartir imágenes con contenido sexual). "Un novio despechado puede compartirlo en una red social de amigos y viralizarlo, aunque constituye un delito, e incluso a veces se puede publicar como material pornográfico, con tu hijo como protagonista. Si quieren hacerse una foto o selfie erótico, que la hagan pero donde no se les reconozca nunca. Que lo mantengan en lo privado para que no se les pueda identificar. Acompañar en este proceso", reitera Banderas.

La psicóloga también alertar del 'grooming', aquellas situaciones en las que un adulto primero se ha hecho pasar por un menor, generando confianza, y después le pide fotos sexuales y amenaza al menor con contárselo a sus padres si no accede al encuentro físico. "Por eso es vital acompañar y hablar claramente de los riesgos. Si un hijo ha cruzado una línea nunca un padre debe decirle te lo advertí, sino yo te ayudaré a solucionarlo porque hay muchas formas de hacerlo", agrega la experta.

Cuándo suelen comenzar

Alicia Banderas avisa en este sentido de que ya desde la Primaria son muchos los menores que quieren iniciarse en las redes sociales, cuando esto no debería ser hasta los 13 años, presionando a sus padres con que todos sus compañeros pertenecen a una determinada red social. Aquí aconseja que, por mucho que los niños insistan con que todos forman parte de esa red social, se sea fuerte porque eso no es así y seguro que no todos lo tienen.

Aquí advierte de la erotización de la infancia a la que invitan algunas aplicaciones como Tik tok, y por ello recomienda enseñar a los niños a emplearlas, por ejemplo grabando cosas artísticas, emitiendo mensajes solidarios, por ejemplo, y no sólo ciñéndose a la reproducción de su imagen, sino a que la empleen para mostrar algo que hacen, como por ejemplo un video cocinando o diseñando un proyecto.

También ve importante enseñar a nuestros hijos que, pese a que las redes sociales muchas veces muestran la vida tan bonita o fácil, esto no es cierto, y en realidad todos estamos tristes alguna vez o no siempre a todos nos va bien.

Con ello, Alicia Banderas manifiesta que la edad de inicio en un móvil dependerá más del grado de madurez de nuestros hijos, aunque fija en los 12 la edad 'idónea'. Para las redes sociales, los 13. "Nunca entregaría el móvil como un regalo. Tu móvil, como eres menor, yo soy responsable de lo que sucede, y hay que entrenarle y hay que darle el tuyo viejo, que no tenga datos o se pueda conectar para hacer un primer chat con tu familia, un whatsapp con sus familiares, para saber cómo conectar y enseñarle que no hay que contestar al momento, entrenar la paciencia, se les enseña a decir las cosas con respeto", subraya.

Antes de que lo tenga sugiere el establecimiento de un pacto para saber qué se puede visitar y que no. "Si eres muy pequeño establecer el control parental en el móvil y en la tableta, aunque no es la panacea porque aprenden a saltársela, pero por eso lo mejor es que los padres ayudemos en el autocontrol", insiste.

A su vez, aconseja que los menores de 3 no estén en contacto con pantallas, y si lo hacen siempre acompañados de los padres. "No pueden tener ellos la pantalla y darle con el dedo por sí solos", afirma. Entre los 3-6 máximo una hora al día, o esperen intervalos de 15 minutos, que es lo que suele durar un episodio de dibujos; mientras que entre los 6-12 años una hora al día supervisada; y entre los 12-18 no más de dos horas al día.

Alicia Banderas alerta en última instancia de la violencia de género en las redes y por el móvil, ya que cada vez es más frecuente confundir ese control de la pareja por signos de amor. "Con el móvil siempre sabes cuándo la persona está conectada, si ha escrito a otros antes que a ti. Es muy importante reconocerlas porque sobre todo en las chicas que tu novio tenga tu contraseña no es lo correcto, que te controle el móvil tampoco, ni que te exija que le enseñes mensajes, que te pregunte con quien hablas, que te prohíba hablar por whatsapp o bloquear a gente, que quiera conocer tu localización. Esto son formas de violencia no normal, porque se está normalizando esto como si fueran muestras de amor, pero se esconden detrás celos, dominio y control", agrega.