La automedicación es la utilización indiscriminada de medicamentos para patologías o síntomas conocidos entre la población, como gripe o resfriados, dolores por ejemplo, y sin prescripción de ningún profesional, y sin saber, si dichos síntomas pudieran ser alertas de algún otro proceso más grave.

Así lo explica en una entrevista con Infosalus la doctora Francisca González Rubio, miembro del grupo de utilización de fármacos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), quien destaca a su vez que la tendencia a la automedicación está disminuyendo en estos últimos años entre los españoles, sobre todo en el uso de antibióticos, debido a la necesidad de receta médica para su dispensación en farmacias.

"Hemos podido disminuir un poco el consumo de dichos fármacos entre la población, sobre todo en procesos víricos, pero queda mucho camino por recorrer, tanto por los pacientes como por los profesionales", advierte la especialista.

Según defiende, es el médico quien debe diagnosticar cualquier enfermedad e indicar al paciente el tratamiento que considere más adecuado, así como concienciar a la población de los perjuicios para la salud que puede ocasionar la administración de medicamentos sin supervisión médica: "No hay ningún medicamento exento de riesgo, y la prescripción se debe de hacer siempre según el balance beneficio riesgo, este hecho es el que hace imprescindible la indicación del médico".

No obstante, la también miembro del grupo de investigación EpiChron de Enfermedades Crónicas del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) se muestra a favor de la automedicación siempre que el paciente sea responsable, esta práctica se enmarque dentro del autocuidado, y quien la practica posee una buena información sobre el medicamento que está tomando, ya sea gracias al consejo de un profesional o por su propia experiencia.

"Pero en el autocuidado no solo entran las pastillas, sino la alimentación, la hidratación, el ejercicio, el sueño, la meditación, la higiene, dejar de consumir drogas como las bebidas alcohólicas, el tabaco y los estupefacientes, así como benzodiacepinas, que están aumentando el consumo, en los últimos años, no todo tiene tratamiento con pastillas. El autocuidado, con lo anteriormente comentado, a veces es más importante que tomar un fármaco", destaca la doctora González Rubio.

En cualquier caso, avisa de que la automedicación poco responsable o irresponsable puede tener una connotación negativa para la salud y es lo que puede interesar más desde el punto de vista sanitario. Es más, subraya que, además de los medicamentos que se dispensan en la farmacia, habría que incluir otro tipo de productos que el paciente emplea para tratar de mejorar su salud por iniciativa propia y que obtiene en tiendas de alimentación, grandes superficies y herbolarios.

¿Con qué medicamentos nos automedicamos?

Según apunta la experta de SemFYC, respecto al tipo de medicamentos que se toma sin prescripción médica, el 72,7 por ciento suele tomar fármacos para paliar enfermedades leves ocasionales (resfriados, catarros, por ejemplo); mientras que el 68,80 por ciento lo hace para síntomas o dolores no asociados a una enfermedad (como dolores de cabeza o musculares, problemas de estrés, o de insomnio).

Con respecto al insomnio y al estrés, González Rubio lamenta que se está viendo un aumento en el consumo, tanto en la prescripción por parte de los profesionales, como en la automedicación, de la utilización de tratamientos en los herbolarios, utilizándose casi como único recurso dentro de los sistemas de salud, considerándose un riesgo elevado en el consumo de las benzodiacepinas, por las dificultades para la deprescripción de dichos fármacos, creando una gran dependencia, y el riesgo de caídas en las personas mayores.

Con todo ello, la miembro de SemFYC subraya que la automedicación sin control médico o farmacéutico comporta una serie de riesgos para la salud que en la mayoría de los casos son desconocidos por los ciudadanos:

- Toxicidad: Efectos secundarios que pueden ocasionar a veces falsos síntomas que parecen que pudieran corresponder a enfermedades graves, teniendo que hacer multitud de pruebas para descartar otros procesos, y que el médico desconoce porque no figura en su historial, y porque el paciente no lo relaciona, con los síntomas que tiene y lo que se ha tomado por su cuenta, aumentando el consumo de recursos sanitarios, cuando hubiera sido muy sencillo sospecharlo y retirarlo.

- Otras veces reacciones adversas graves como el shock anafiláctico, que es imprevisible y que puede aparecer después de haber tomado otras veces el medicamento y que te puede llevar a la muerte si te pilla solo en casa.

- En otras ocasiones, intoxicación involuntaria por exceso de dosis, o por desconocimiento de la preparación, o por tener una insuficiencia hepática o renal sin saberlo.

- Interacciones que el paciente desconoce, como la toma de estatinas con el consumo de pomelo, que puede llevar a un fallo hepático; o a la asociación de fármacos como el paracetamol y el alcohol a dosis máximas. Otras veces corremos el riesgo de falta de efectividad porque se utilizan en situaciones no indicadas.

Por tanto, la miembro del grupo de utilización de fármacos de SemFYC argumenta las 4 principales razones por las que no automedicarnos:

  1. Por qué puede haber falta de efectividad por no estar indicados para la enfermedad.
  2. Porque la dosis sea inadecuada o tiempo de administración incorrecto.
  3. Puede enmascarar o alterar otra enfermedad, dificultando el diagnóstico o facilitando un diagnóstico erróneo.
  4. Interacciones peligrosas con otros medicamentos que se esté tomando, o con algún alimento o bebida.

"Es muchísimo mejor en síntomas leves empezar con el autocuidado, y observar en los siguientes días cómo me va, que empezar con la automedicación irresponsable. Hay terapias que prescribimos los médicos como, por ejemplo, el frio o el calor en golpes, dolores articulares, cremas antiinflamatorias en articulaciones, antes de empezar con pastillas", agrega.

A su vez, aboga por utilizar el reposo dietético ante cualquier problema digestivo, con buena hidratación, antes que tomar ningún producto por nuestra propia cuenta. "Y posteriormente, viendo la evolución, consultar con su médico. No todo se cura con pastillas. Hay muchas cosas de autocuidado que puede hacer el paciente por su cuidado personal y su salud", sentencia la doctora Francisca González Rubio.

Medicamentos sin receta

Esta doctora recuerda una encuesta realizada por la OCU en 2018 que revela que un 12% de los encuestados tomaron antibióticos, antiinflamatorios, o analgésico en el último año sin acudir al médico previamente, y sin tener la receta correspondiente. Un 5% lo intentó y no pudo conseguirlo. El resto, un 83% ni siquiera lo intentó.

Según esa estadística, indica que el 70% de encuestados afirman que el principal motivo para automedicarse sigue siendo tratar enfermedades poco graves, como el catarro o la alergia, entre otros, como aquellos que lo hacen por consejo de su farmacéutico (35,50%) o para no perder el tiempo en ir a la consulta del médico (27,90%).

A su juicio, lo preocupante en esta encuesta es que un 10% opina que los medicamentos sin receta no representan ninguna amenaza seria para nuestra salud en caso de un uso inadecuado; y a veces la automedicación es aconsejada por terceras personas no profesionales, como son familiares o amigos; mientras que otra parte de los encuestados se fía de los anuncios en medios de comunicación y de famosos e influencers, son este último grupo de personas las que mas compran productos para fortalecimeinto de pelo y uñas, junto a suplementos para adelgazar.