Son muchos los que, después de darse un baño en verano, se quedan con el bañador puesto hasta que éste se seca, sin preocuparse de los posibles efectos negativos que esto puede acarrear para su salud. Permanecer tanto tiempo con una prenda mojada, sobre todo una que cubre zonas vulnerables a infecciones, supone un riesgo del que la mayoría de la gente no es consciente, y que se podría evitar con un sencillo gesto. Aquí te contamos por qué deberías cambiarte el bañador mojado por uno seco.

La humedad, entre otros factores, favorece la aparición de la cistitis, también conocida como infección urinaria. Esta inflamación es causada por una infección bacteriana y resulta molesta y dolorosa. Además, puede devenir en un problema realmente grave si se extiende a los riñones. La cistitis se caracteriza por una necesidad constante de orinar, acompañada de un fuerte escozor. En algunos casos, la orina puede aparecer acompañada de sangre.

Este tipo de bacterias aparecen en condiciones de humedad y calor, sobre todo en zonas con falta de oxígeno. Por lo tanto, una prenda mojada contra determinadas zonas de la piel puede favorecer la aparición de este tipo de problemas, que son más frecuentes en mujeres que en hombres, debido a que la uretra de la mujer es más corta y más vulnerable que la del varón.

Lavar el bañador a diario

Otro consejo, además de cambiarse el bañador, sería lavarlo a diario -con agua a la mayor temperatura posible- para eliminar las posibles bacterias y evitar la acumulación de las mismas. Otra de las infecciones más habituales en estos casos es la candidiasis, que provoca el hongo Candida albicans.

La importancia de lavar la ropa también se da en el caso de las prendas nuevas, ya que puede haber en ellas presencia de microorganismos o bacterias. Este tipo de patógenos, en ocasiones de origen genital o fecal, pueden sobrevivir durante semanas o incluso meses en la ropa, por lo que ese primer lavado a alta temperatura antes de un estreno es el mejor consejo que puedes seguir.