Si lo traducimos a términos más comunes, se trata de un ataque al sistema inmunitario, permitiendo que se desarrolle otro tipo de enfermedades e infecciones sin ninguna barrera natural que lo prohíba.

La que fue considerada la gran pandemia del siglo XX continúa, por desgracia, estando presente en pleno siglo XXI. Solo en España, alrededor de 3.000 personas se infectan cada año de este virus, afectando a otras 145.000 en todo el país. Además, se estima que el 18% no está diagnosticado. Todavía, a día de hoy, la vía sexual es la forma de transmisión más frecuente y los hombres son los que más presentan este tipo de virus.

Los tratamientos antirretrovirales han logrado mejorar la calidad de vida de los pacientes con VIH, ampliando su esperanza de vida. Pero todavía queda mucho por hacer para que esta enfermedad tenga una cura real y efectiva. Este tipo de tratamientos evita la transmisión del virus y además lo mantiene controlado.

Asociaciones como GeSIDA y CESIDA apuestan por la implementación de la llamada profilaxis pre-exposición, un tipo de medicamento antirretroviral destinado a prevenir la transmisión del VIH a personas sanas que tienen riesgo de contraer la enfermedad.

En la actualidad, el estigma de las personas con esta enfermedad es prácticamente nulo, lo que, unido a su control bajo dichos tratamientos, conlleva a que el nivel de alarma respecto al VIH haya desaparecido. Esto implica que se haya bajado la guardia con las campañas de concienciación, que todavía son necesarias para prevenir los contagios.

La prevención a través de la detección precoz es una asignatura pendiente, así como su inclusión en las políticas sanitarias, dándole la importancia que merece a una enfermedad que todavía se considera seria.

El futuro de los pacientes del VIH

El futuro para estos pacientes apunta a la obtención de una cura eficaz que ponga remedio a esta enfermedad. Así lo demuestran los últimos avances en investigación, llevados a cabo por científicos españoles, que han conseguido que el VIH desaparezca en al menos dos pacientes.

El primer caso se dió en el año 2008, cuando un hombre infectado con VIH, Timothy Ray Brown, logró vencer a la enfermedad tras recibir un trasplante de médula. El virus desapareció de su organismo y no dejó ningún rastro. El llamado 'paciente Berlín' fue un caso único, cuya noticia dio la vuelta al mundo envuelta en un halo de esperanza para el resto de pacientes.

Ahora, en 2019, un equipo de científicos españoles ha conseguido volver a hacerlo. El llamado 'paciente Londres' se sometió a un trasplante para combatir un linfoma. Como consecuencia, el virus quedó eliminado y desde hace 18 meses no ha vuelto a aparecer. Comparado con casos anteriores en los que el virus volvía en el plazo de un año, este periodo de tiempo es todo un éxito. Además, sin tener que recurrir a ningún tipo de tratamiento antirretroviral.

Pese a estos avances, los investigadores son reticentes a utilizar la palabra 'cura' para referirse a estos dos casos de éxito.

En ambos, los trasplantes han sido determinantes, gracias a la mutación de algunas de las células donadas, que sirvieron de escudo frente a la entrada del virus. Estos dos casos son dos buenas noticias que vaticinan un futuro esperanzador para los pacientes de VIH.