Muchos padres se preocupan por educar bien a sus hijos y en aplicar el mejor enfoque para ello. Existen ya estudios en psicología que muestran las mejores técnicas a utilizar y la experiencia atesorada en una práctica clínica diaria con padres y niños dirigida a conseguir una mejor relación y un mejor clima sin el tan temido desgaste emocional de la confrontación entre padres e hijos.

Baja autoestima en niños

Etimológicamente la autoestima se refiere a cuánto nos queremos a nosotros mismos y hay que diferenciarla del autoconcepto, que es la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Según explica la psicóloga infantil Silvia Álava, la autoestima se basaría en lo positivo que la persona ve en sí misma y en la seguridad personal que existe en que aquella tarea a emprender se va a realizar con éxito. La autoestima influirá en cómo el niño se relacione con el ambiente y con los otros niños.

Lenguaje interior

Hasta los 4 años aproximadamente (estos límites difieren entre los niños) el niño todavía no ha desarrollado el lenguaje interior, por lo que su representación de sí mismo se basa en la información del entorno, principalmente en los mensajes que recibe de sus padres y con estos ´construye´ su autoestima.

Por ello es muy importante controlar lo que le decimos y no poner etiquetas como ´malo´, ´vago´ o ´torpe´, es mejor hablar de actuaciones en concreto que no están bien y no atribuir estos adjetivos globales al niño.

A partir de los 6 años de edad el niño ya va generando una imagen propia de sí mismo y aunque ya existe el lenguaje interior no todo está perdido siempre se puede hacer mucho por mejorar, porque aún influye lo exterior y el niño sigue siendo receptivo a los mensajes que recibe de los padres.

"Cuando un niño repite demasiado frases como ´no puedo´ o ´no sé´ y busca continuamente la ayuda de sus padres hay que empezar a pensar que su autoestima puede ser frágil, pero hay que distinguir entre la petición de ayuda para no tener que realizar una tarea a la que indica inseguridad", señala la psicóloga.

Un niño con una baja autoestima suele retraerse y poner excusas para no realizar sus deberes y tareas porque subyace la creencia de que no será capaz de realizarlas con éxito.

"Es importante dejar que resuelva por sí solo las situaciones y que se de cuenta de que es capaz de conseguirlo pero estos retos deben ser apropiados para su edad en un primer momento pidámosle cosas que sabemos que podrá asumir con éxito y cuando se frustren por emprender retos que requieren tener más edad también hacérselo saber", aclara la psicóloga.

Reforzar la autoestima del niño

La psicóloga apunta a Infosalus algunas herramientas que pueden ayudar a los padres a reforzar la autoestima en sus hijos:

- Cuidar el lenguaje y no etiquetar: los mensajes verbales son clave para la construcción de la autoestima de los niños, las etiquetas refuerzan conductas no deseadas y limitan el desarrollo de su personalidad.

- Refuerzo de los padres: hay que reconocer las virtudes de cada niño y hacérselas saber en el momento con elogios, ya sea por acabar pronto los deberes, ayudar a un hermano o a un amigo en una actividad o ser cariñoso. Se refuerza la conducta y la autoestima.

- Trabajar el auto-refuerzo: pedir al niño que reflexione sobre aquello que ha hecho bien en una tarea, actividad o cuáles son sus habilidades y que lo exprese verbalmente. Ayudamos así al niño a identificar sus fortalezas y este refuerzo de la autoestima ya no tiene que proceder de otra persona sino que parte del propio menor.

- Escribir un diario de acciones positivas y listado de puntos fuertes: al escribir estas fortalezas y aquello que el niño hace bien se contribuye a que sea el pequeño el que atribuya valor a lo que hace.

- Felicitaciones de otros familiares: se puede contar con la ayuda de algún familiar con el que el niño tenga más apego y que a través por ejemplo de una llamada telefónica hable con el menor para felicitarle por algún logro. También es bueno comentar con los familiares con el niño presente aquellas buenas acciones o logros del niño.

- Evitar la sobreprotección: si resolvemos tareas que el niño ya es capaz de realizar por sí mismo recibe el mensaje de que en realidad no es capaz de hacerlas por sí solo. ´Tú no puedes solo´ o ´Tú no vales´ podrían ser mensajes subliminales que el niño asume de esta sobreprotección. Esto impide que desarrolle a lo largo del crecimiento las estrategias y los recursos que necesita para relacionarse con los demás y con el mundo que le rodea. "Debemos también dejar que emprenda aquellos retos para los que ya está preparado y puede conseguir con éxito", recalca Álava.