Los cigarrillos electrónicos continuarán vendiéndose en establecimientos especializados en Europa, después de que la Eurocámara haya decidido no regularlos como medicamento, sino como productos de tabaco. Y como tales, los que contengan nicotina no podrán exceder los 30mg/l, tendrán que incluir advertencias sanitarias y no podrán venderse a menores de 18 años.

Estos dispositivos, que en muchos casos se publicitan como método para abandonar el tabaquismo, no gozan del beneplácito de los especialistas médicos, que advierten de que no se trata de un producto inocuo y lo desaconsejan comoustitutivo del cigarro convencional.

Asimismo, recuerdan que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) consideran el "e-cigarrillo" como una terapia. Al contrario, la FDA ya publicó en 2009 un estudio en el que evidenciaba que contenía ingredientes cancerígenos y otros químicos perjudiciales para la salud.

"Si otros productos como los parches de nicotina están regulados en farmacia, los cigarrillos electrónicos que liberan nicotina también tendrían que estarlo y dispensarse bajo supervisión farmacéutica", afirma Agustín Montes, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago (USC).

Montes, sin embargo, desaconseja este dispositivo para dejar de fumar porque contiene, advierte, sustancias tan nocivas como el tabaco convencional. "Tiene nicotina, etilenglicol, alquitrán, metales pesados y la mayoría de las sustancias tóxicas y cancerígenas que contiene el tabaco, pero en cantidades menores", afirma. El profesor deMedicina Preventiva agrega que la combustión genera toxinas que también se dispersan por el aire, las cuales perjudican no solo al consumidor, sino también a quienes están a su alrededor.

Montes explica que dejar de fumar es una cuestión conductual. "Hay que dejar una conducta insana y no existe ningún fármaco que cambie las conductas", insiste el experto, quien agrega que hay estudios que constatan que quienes eligieron el cigarrillo electrónico para dejar de fumar tardaron más tiempo en abandonar el hábito. "Además, en muchos casos, se observa un consumo dual de cigarrillos electrónicos y convencionales", sostiene.

Para Elisardo Becoña, psicólogo clínico y responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Facultad de Psicología de la USC, estos dispositivos no son eficaces para dejar de fumar por su contenido en nicotina. "Al contener esta sustancia se mantiene la dependencia.

Los cigarrillos electrónicos son una estrategia de la industria tabaquera, como los mentolados, para que la gente siga fumando", asevera. Sin embargo, asegura que el descenso en el consumo de tabaco, aunque más lento del deseable, es "una realidad imparable", fruto de las medidas antitabaco que se vienen probando desde hace 30 años, por lo que aboga por no relajar las legislaciones. "La última encuesta dice que en España solo el 24% fuma habitualmente, cuando hace unos años estábamos en el 36%. En los últimos 25 años, el porcentaje de varones fumadores se redujo a la mitad, mientras que el de mujeres está estabilizado", apunta.

Para él se están dando pasos contundentes para acabar con el tabaquismo a pesar de la presión, añade, que ejerce la industria tabaquera. "Es una industria que mueve miles de millones. Solo en España, con los 11 millones de fumadores que hay, si cada uno consume una cajetilla al día estamos hablando de 44 millones diarios", indica.