La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. Aunque es más frecuente en mujeres que hombres (3/1), más del 50% de hombres y mujeres con edades superiores a 65 años sufren este trastorno. Según el estudio EPICC, también afecta a un 10% de mujeres entre 25 y 64 años, y a un 5% de varones entre 50 y 65 años.

Los estudios de prevalencia publicados, donde se cuantifica el número de personas que sufren esta enfermedad, no siempre coinciden, debido principalmente a dos razones: muchas personas no consultan al médico por vergüenza y no se registra la incidencia real, ya que según la OMS no es una enfermedad sino un signo o síntoma común a distintas alteraciones.

La incontinencia puede estar provocada por distintas patologías musculares, neurológicas, metabólicas, cardiacas, neoplasias, intervenciones quirúrgicas, debilidad del suelo pélvico post parto, ingesta de medicamentos, etc. El abordaje del diagnóstico y tratamiento es multidisciplinar, estando implicadas varias especialidades médicas: urología, ginecología, rehabilitación, etc. El tratamiento a aplicar (cirugía, medicación o/y rehabilitación) dependerá del tipo y gravedad de la incontinencia así como de la causa que la provoca.

La rehabilitación es una herramienta útil en el tratamiento de la incontinencia y puede ser el único tratamiento recomendado o ser complementaria a la cirugía y/o la medicación. En términos generales, consiste en ejercitar la musculatura del suelo pélvico, generalmente ´olvidada´, mediante ejercicios específicos, de forma individual y/o grupal con fisioterapeutas especializados. Para ello, se realiza un estudio y adecuación de hábitos tanto de calendario miccional como de ingesta de líquidos, ritmo defecatorio, etc. También se utilizan técnicas de electroestimulación, tanto para estimular como para inhibir actividad muscular, y técnicas de biofeedback para concienciación y control de los ejercicios por parte del propio paciente.

Este tratamiento requiere estudio médico y pruebas complementarias previas al programa de tratamiento, el cual variará según los resultados. En muchos casos, tras un programa de rehabilitación se produce una mejora considerable y se instruye al paciente para seguir con los ejercicios en su propio domicilio. Además de los distintos estudios que demuestran la eficacia del tratamiento de rehabilitación del suelo pélvico, según una revisión Cochrane de 2010, los grados de recomendación de rehabilitación en distintos tipos de incontinencia son muy altos.