La creatividad española estuvo esta Semana de la Moda en el foco de la pasarela, tras la intervención de Manel Torres en el desfile de Coperni, creando un vestido a partir de un espray, y con un escenario de barrizal en Balenciaga, obra del artista Santiago Sierra.

Fueron dos de los momentos más virales de esta Semana de la Moda: el pasado viernes, la top model Bella Hadid era vestida como por arte de magia por dos hombres que la iban esculpiendo con un tejido disparado con lo que parecían pistolas de pintura.

Al terminar, una estilista recortó y terminó de dar forma a la obra, un vestido sensual y minimalista con apertura lateral en la pierna y escote de barco.

El proceso, que duró menos de diez minutos, se ha colado en las redes sociales y medios de comunicación de todo el mundo, y es obra de Manel Torres, natural de Lérida, fundador de la empresa Fabrican Ltd., con sede en Londres, con la que desarrolla todo tipo de tejidos a partir de fibras naturales o sintéticas, lavables y reutilizables.

Doctorado en el Royal College of Art, Torres lleva veinte años desarrollando este producto, que él mismo aplicó sobre Hadid con la ayuda de un asistente, y que podría revolucionar la industria de la moda.

Esta Semana de la Moda registró otro momento estelar protagonizado por un español. La firma Balenciaga, hoy en manos de un conglomerado internacional y dirigida por el diseñador georgiano Demna Gvasalia, recreó un enorme barrizal sobre el que caminaron las modelos.

Una tétrica metáfora para el mundo del lujo, salpicado, a su pesar, por los acontecimientos de la actualidad que también le afectan, y una reflexión que para muchos puede ser superficial pero que para Gvasalia, que tuvo que refugiarse en Alemania con su familia siendo un adolescente por la guerra civil en su país.

El creador de ese terreno, por el que desfiló entre otros el rapero Kanye West, fue el artista español Santiago Sierra que utilizó 275 metros cúbicos de barro, transportados en camión desde un pantano en Francia.

La elección de Sierra, un controvertido y multifacético artista nacido en Madrid en 1966 y conocido por sus "performances" de connotación política, no ha estado exenta de polémica.

"La máquina del mundialismo liberal funciona perfectamente. Consume todo a tu paso y utilízalo para vender, vender, vender. Prefiero el Balenciaga de la Guerra Fría de los años 1950", escribió el coleccionista de arte Stefan Simchowitz en una publicación de Instagram.