«Para mí es un regalo poder reanudar mi carrera de modelo», asegura Esther Cañadas en una entrevista en el número de octubre de la revista Vogue, donde aparece retratada por Nico Bustos y con estilismo de Juan Cebrián.

Tras diez años de ausencia de las pasarelas y de los editoriales de moda, en el mes de febrero de 2020 sorprendió al formar parte del último desfile de Balmain.

La modelo asegura que la decisión de alejarse de los focos «fue muy meditada. En aquel momento, a mediados de la primera década del 2000, seguía en la cresta de la ola. Estaba haciendo los mismos desfiles que antes y trabajando con las firmas de siempre», señala. Y, añade, que necesitaba alejarse de esa vida para hacer cosas para las que nunca había tenido tiempo, «como sacarme el carné de conducir». «Lo bonito de vivir es poder evolucionar y fluir. Y yo sentía que era el camino que tenía que escoger en ese momento», explica.

Tras diagnosticarle una enfermedad inmunológica que la llevó a tomar una fuerte medicación durante más de cinco años, Esther Cañadas desapareció completamente de la vida pública.

Durante este retiro en 2014 nació su única hija. Para proteger la intimidad de ambas, decidió mudarse a México, donde ha vivido desde entonces.

«He intentado mantener lo máximo posible la privacidad tanto de mis seres queridos como de mi hija para que pudiera crecer y tener una infancia libre y natural», explica, tras destacar que México ha sido «maravilloso» para sus primeros años de su vida.

«Mi hija ha podido crecer en la naturaleza. Pero ahora que es más mayor creo que Europa es un lugar todavía mejor. Perfecto para que empiece el colegio», comenta ilusionada con su regreso a España y a la moda.

Su mirada azul penetrante, sus andares felinos y su cabello rubio copaban las campañas de firmas emblemáticas como Donna Karan, Dolce & Gabbana o Yves Saint Laurent, al mismo tiempo que su vida personal atraía el interés del público que conocía cada uno de sus pasos y sus relaciones amorosas. «Por aquel entonces estaban de moda las modelos andróginas. Así que me fue un poco difícil arrancar. Me decían que no pegaba. Pero yo no me rendí», cuenta. A pesar de todo, consiguió entrar en el selecto grupo de las supermodelos, al que por edad no pertenecía.

A los pocos días de aterrizar en Nueva York por primera vez, la modelo alicantina cerraba un contrato millonario con Donna Karan y protagonizaba una de las muchas campañas que desde entonces hizo para la diseñadora norteamericana. Con ella conoció al aclamado fotógrafo Peter Lindbergh y a Mark Vanderloo, el modelo holandés con el que contrajo matrimonio posteriormente, aunque solo duró 16 meses.

«Mark es alguien maravilloso y le deseo siempre lo mejor. Aquellos fueron unos años muy especiales», señala la modelo en la entrevista. A sus 43 años, la modelo no ha perdido un ápice de su belleza y su atractivo ante la cámara sigue siendo abrumador.

«Han pasado más de 20 años desde que Esther Cañadas apareciera por última vez en la primera página de esta revista», señala Eugenia de la Torriente en su carta de la directora en el número de octubre de Vogue. Esta es la cuarta portada para Vogue España en la carrera de Esther Cañadas. «La suya es una historia de resistencia y de segundas oportunidades», subraya Eugenia de la Torriente. «Una historia que merece ser contada y que nos recuerda que, en momentos difíciles, es más importante que nunca que seamos capaces de cuidarnos y protegernos unos a otros», agrega la directora de la prestigiosa revista de moda.