Hannibal Laguna juega con la estética barroca española y la adereza con apuntes roqueros para subir a la pasarela una colección elegante y etérea, en la que han estado presentes el encaje, la organza y el raso en tonos verde esmeralda, rojo rubí y negro azabache.

"La estética barroca española y el estilismo de las estrellas del rock son dos espíritus que se besan", ha explicado hoy a Efestilo el diseñador, que, en esta ocasión, ha ido combinando las siluetas rotundas y voluptuosas con otras más etéreas y románticas.

Para el diseñador es una colección "suntuosa, deslumbrante y romántica con escultóricos perfiles", en la que han estado muy presentes las siluetas circulares con vaporosas capas de organza, la mayoría de ellas cortadas al bies.

A lo largo del desfile, se han visto piezas con cortes asimétricos, amplios volúmenes y cinturas pronunciadas, así como bellas faldas de línea "corola", patrón que adoró el mítico costurero francés Christian Dior.

En concreto, ha llamado la atención un modelo cosido en una textura nido de abeja sobre una organza valenciana brocada en oro del siglo XVIII. La mayoría de los cuerpos de los vestidos estaban trabajados con delicadas jaretas, coquetos drapeados y exquisitos pliegues. "Muchos están adornados con cristales, hilos dorados y plateados y piedras oxidadas, con la intención de envolver mis creaciones en una atmósfera barroca", ha puntualizado. La actriz Vanesa Romero ha cerrado el desfile con un fabuloso vestido negro con la falda cuajada de plumas.

Conscientes de que la mujer desea prendas de largo recorrido, versátiles y muy ponibles, los diseñadores ha llevado a la jornada inaugural de la 57 edición de la Mercedes-Benz FashionWeek Madrid prendas muy vendibles, coherentes y sobrias, aptas para salir a la calle en cualquier momento.

Tras una temporada sin desfilar en la pasarela madrileña, Nuria Sardá ha subido a la pasarela una colección contenida en la que el sujetador será el principal protagonista para la temporada otoño-invierno 2013-2014.

Si en otras ocasiones, la ostentosidad y el lujo empapaban las creaciones de Sardá, esta vez los diseños han sido más tranquilos y sutiles.

La muselina de seda, el tul, el "voile" y, una vez más, el encaje dieron paso a los modelos más atrevidos y sofisticados, todos ellos bañados en negro y realzados con accesorios de reminiscencias futuristas y eróticas, realizados por el creador Assad Awad.

A continuación, Francis Montesinos ha viajado en el tiempo para rescatar en la jornada inaugural sus mejores diseños de los años 80 y hacer un homenaje a la Movida madrileña, una época en la que el diseñador valenciano ya apostó por el "made in Spain".

Una moda que fue de culto, junto con la música, el arte y la cultura en general y que hay que recuperar para combatir la crisis, ha destacado el diseñador.

"Es la Movida. Y yo tuve la suerte de estar ahí", recuerda un nostálgico Montesinos, que ha subido a la pasarela aquellas cazadoras "bomber" reversibles y prendas que rememoran la entonces criticada ambigüedad entre la moda masculina y la femenina.

Coherente y refinada ha sido la colección de Teresa Helbig, diseñadora que ha dejado a un lado el bordado artesanal y ha preferido adornar sus piezas con figuras geométricas de metacrilato. "Quizá sea mi colección más complicada", ha comentado hoy a Efestilo.

Inspirándose en "las líneas geométricas y las ilusiones ópticas del 'op-art'", ha construido una serie de prendas abrigadas y muy elegantes para una mujer "sofisticada y segura de sí misma".

Con las formas sencillas de los patrones de la década de los sesenta, cortes minuciosos, hombros marcados y mangas sastre, Helbig han ido construyendo una serie de primorosas prendas urbanas y muy ponibles, confeccionadas en punto roma, tul y cuero.

Frente a colecciones pasadas, la creadora ha dado un paso significativo en su "prêt á couture" de toque aristocrático y ha subido a la pasarela madrileña una propuesta más madura, matizada y bien ejecutada.

A primera hora de la tarde, Miguel Palacio ha hecho del vestido el elemento vertebrador de su propuesta para la próxima temporada, una pieza que reivindica una silueta femenina y urbana de "grandes hombros, rectos y elevados", que imprimen a la colección un aire ochentero.

Por su parte, Ana Locking cree "cien por cien" en el "prêt-à- porter", lo que para ella "es la esencia de la moda". Por eso ha llevado esta tarde a la pasarela madrileña una colección escrita en clave "comercial, muy apetecible y versátil", con la que quiere conquistar al consumidor.

La pasarela madrileña echa el cierre en su primera jornada con el desfile compartido de Juana Martín y Maya Hansen.

Mientras que la primera reivindica la tradición de la artesanía española, que convierte en diseños cosmopolitas y contemporáneos, la segunda, tras un viaje al imperio austro-húngaro, sube a la pasarela una colección en la que convive la estética alpina y el lujo palaciego de Sisí Emperatriz.