Seres humanos y perros comparten un vínculo especial que han fortalecido durante cientos de años. Tanto es así que, en ocasiones, nuestros compañeros de cuatro patas parecen ser los únicos en entendernos, sobre todo, en los días en los que nos rodea la tristeza, la congoja o la soledad. Y es que, jugar con nuestra mascota o compartir un paseo con ella, puede ser muy sanador y divertido.

No cabe duda de que los perros nos aportan infinidad de bondades, pero nosotros también debemos atender todas sus necesidades, como mantener su higiene, su alimentación o su estado físico. Todo aquel que comparta su vida con uno de estos animales, conoce la importancia de cumplir los paseos diarios para que el can pueda desahogarse y socialice y juegue con otros perros. No obstante, en ocasiones olvidamos el entrenamiento mental de nuestros amigos.

Los perros necesitan estar mentalmente activos y estimulados para ser felices y desarrollar todas sus capacidades. Además, estos entrenamientos suponen una gran fuente de diversión para ellos. A continuación, apuntamos cinco juegos perfectos para entrenar el cerebro de nuestra mascota.

Búsqueda del tesoro

Uno de los juegos más comunes, pero que, a su vez, más divierte a los cánidos es el de buscar el ‘tesoro’. Es una muy buena forma de que el perro utilice su potente olfato para detectar algo que no puede ver. Para ello, debemos enseñarle uno de sus juguetes favoritos o un premio comestible que sepamos que le gusta. Entonces, nos encerramos en una habitación, dejando al perro fuera y lo escondemos. Luego le permitimos entrar y le pedimos que busque el objeto. Cuando lo encuentre lo obsequiaremos con un buen masaje perruno.

¿Dónde está mi amigo?

Otra manera de entrenar el rastreo de estos animales es haciendo que nos busque a nosotros mismos. Para poder realizar este juego, el perro debe obedecernos mínimamente, si no lo hace, quizá deberíamos empezar por enseñarle las órdenes básicas, que son muy beneficiosas para el día a día.

Le pedimos al perro que se siente y que no se mueva. Entonces, nos escondemos en algún lugar en el que no nos pueda ver y, cuando ya estemos preparados, le diremos que comience su búsqueda y le llamaremos una vez, para que escuche de donde proviene el sonido. Si vemos que no nos encuentra fácilmente, podemos seguir dándole pistas mediante la voz.

Para realizar este juego, es recomendable la participación de algún familiar o amigo que no pierda de vista al animal, por si se siente solo o se va en otra dirección. Un jardín cerrado o un parque alejado de las carreteras pueden ser buenos escenarios donde practicarlo.

Sortear obstáculos

Con este ejercicio, entrenaremos tanto la capacidad mental, como física de nuestro compañero perruno. La prueba consiste en guiar al animal por una serie de obstáculos que dificulten su paso, para que tenga que pensar y decidir la mejor forma de sortearlos. En ocasiones, el perro deberá saltar una pequeña altura, escalar una especie de escaleras o agacharse para pasar por debajo de algún objeto. También se pueden poner conos u otro tipo de marcadores para que el animal los zigzaguee. Es importante pensar siempre en la salud del animal y no cometer imprudencias animando al perro a saltar de alturas demasiado altas o a realizar alguna acción peligrosa.

El trilero

Los perros utilizan su potente sentido del olfato para prácticamente todo, pues, funciona como una gran fuente de información del exterior. Con el fin de que el cánido se divierta y desarrolle este sentido, podemos jugar con él como si fuéramos un trilero. Podemos coger tres recipientes opacos iguales, mejor si son de un material que no se rompa, y en el interior de uno de ellos introduciremos su golosina favorita. Le mostraremos en cuál de los tres colocamos el premio, pero acto seguido los mezclaremos a gran velocidad, haciendo que el animal pierda la referencia. Entonces, dejaremos que trate de destapar el recipiente premiado. Si no acierta, volveremos a mezclar. 

Nuevas órdenes

Nunca es tarde para seguir aprendiendo y, de hecho, es muy saludable. Una manera sencilla y muy práctica de entrenar el cerebro del perro es la de enseñarle nuevas órdenes y premiar sus aciertos con masajes y obsequios comestibles. Así, podemos enseñarle a dar la patita, a tumbarse de diferentes formas o a hacerse el muerto, entre muchas otras cosas más. Es importante realizarlo de una forma entretenida y siempre alabando su buen trabajo, más que riñendo sus errores. Cuando percibamos que el perro está cansado y no mantiene la concentración, será el momento de dejar que se divierta con otros juegos o explorando.