Hace tan sólo una semana que ha fallecido su madre, Belén, de 78 años, y está en pleno rodaje cuando atiende por teléfono a 'El último día de mi vida'. No ha tenido tiempo de asumir la pérdida. Necesita quietud para ello, y su vida ajetreada corre deprisa estos días. Habla de la muerte como de la vida, porque no la teme. Belén Rueda (Madrid, 1965) teme a la enfermedad. "Mi madre llevaba 15 años con alzheimer y estaba muy malita...", explica. Y su duelo será diferente al de su hija María, fallecida con un añito, hace ahora veinte.

-María... hay mucha gente que me pregunta si he conseguido olvidarlo. No se olvida nunca, aprendes a vivir con ello, y cuando pasa el tiempo te acuerdas sólo de los buenos momentos. Pero la verdad es que María tuvo poquitos, porque desde que nació con una cardiopatía severa fue de hospital en hospital y tuvo tres operaciones a corazón abierto.

María nació y fue trasladada directamente a la incubadora.

-Que no pudieran traérmela a la habitación fue para mí un disgusto tremendo. Cuando el pediatra nos dijo que tenía una cardiopatía muy grave empezó el infierno.

De la itinerancia por los hospitales y sus pasillos nació la Fundación Menudos Corazones, de la que Belén es presidenta de honor y cuyo objetivo es ayudar a las familias afectadas por esta enfermedad y a los profesionales de la medicina.

Cuando María falleció, su hermana Belén, la primogénita, tenía dos añitos. Sus padres pensaron que no se había dado cuenta de lo ocurrido. Hasta que un día la encontraron lanzando muñecas hacia el cielo.

-¿Qué haces? "A ver si le llegan a María", nos respondió. A lo mejor íbamos en avión e iba pegada a la ventanilla mirando las nubes para ver si veía a su hermana. No había forma de que entendiera que su hermana pequeña había muerto.

-¿Qué es la muerte para usted?

-Creo que no tenemos una educación sana sobre la muerte, porque la muerte significa que hay vida. La muerte sin la vida no tiene sentido. Cuando he dicho mi epitafio, "En realidad no me he ido", es porque nuestros difuntos viven en nuestro recuerdo. El paso del tiempo te regala otra vez los buenos recuerdos.

Por ello considera que Chaplin tiene razón cuando dice que la vida mirada de cerca es como una tragedia, pero vista de lejos parece una comedia.

-¿Qué lecciones nos puede dar para la vida 'Perfectos desconocidos', el filme que tiene ahora en cartelera?

-Pues que hay secretos que no es necesario compartir. Creo que hay determinadas cosas que te las quedas para ti o que tienes que elegir el momento en que han de salir a la luz.

La vida son para Belén Rueda esos pequeños momentos "en los que sientes plenitud, te das cuenta de que estás en el presente, en el ahora, no en tu objetivo, sino en el camino para lograrlo. No hay que tener muchas cosas para ser feliz. Lo básico es lo que nos da alegría o tristeza". Y concluye: "El futuro es ­mañana".

1 ¿Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría?, ¿cómo lo pasaría?

Me juntaría con mi gente. Lo pasaría con mis hijas, Belén y Lucía, con el resto de mi familia, y nos pegaríamos una buena comilona.

2 ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Coger la mochila y recorrer el mundo. No es que no tenga tiempo, es que es una locura.

3 ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

Que vivan la vida, porque no sabemos cuando vamos a irnos.

4 ¿Cómo diría que fue su vida?

Inesperada, porque desde muy pequeña deseaba cosas que pensaba que no iban a ocurrir y han ocurrido, tanto buenas como malas.

5 ¿De qué está más orgullosa?

De mis hijas, Belén y Lucía.

6 ¿Se arrepiente de algo?

No, porque entonces no sería quien soy. Soy yo con las cosas que he hecho bien y las que he hecho mal.

7 ¿El mejor recuerdo de su vida?

Despertarme cada día sana.

8 ¿Cuál sería el menú de su última cena?

Un buen cocido con un buen postre, porque me encantan los postres. Con un tiramisú. Soy una buena cocinera de postres… soy buena cocinera de lo que engorda. Soy muy golosa, es mi perdición.

9 ¿Se iría a dormir?

¡No, por Dios! Sabes que desde muy pequeña me decían: tienes que descansar, y yo decía: "No, ya descansaré cuando me muera".

10 ¿Cuál sería su epitafio?

"En realidad no me he ido".